Él: “Es la primera vez que me sucede”.
Ella: “No te preocupes, a algunos les pasa. Relájate, no es el fin del mundo”.
¿Reconoces esta conversación que tiene lugar en la cama ante la dificultad de conseguir o mantener una erección? Hay varias razones por las que tu pene podría rehusarse a cooperar durante el sexo, sin que se trate de una disfunción eréctil de origen biológico. Veamos cuáles son algunas de ellas:
Exceso de alcohol. Las bebidas alcohólicas y algunas otras drogas deshiniben. El alcohol, en moderación, incluso contribuye a la excitación, te empujan a la actividad sexual, pero no te ayuda a tener un buen desempeño. En relación con la marihuana y el alcohol, a mayor dosis, menor eficacia, han descubierto investigadores de la relación entre las drogas y el sexo. De la misma manera en que beber un par de tragos disminuye tus reflejos al manejar, beber de más también afecta la reacción de tu pene ante el estímulo sexual.
Nerviosismo. La principal causa de problemas con la erección es la ansiedad. El sexo es algo para disfrutar y si estás demasiado nervioso o presionado por tener un buen rendimiento, dejas de gozarlo. La preocupación por embarazar a tu pareja, por parecer inexperto o por no estar familiarizado con el uso del condón afecta la firmeza de tu erección. Si estás demasiado preocupado y preguntándote: “¿Lo estoy haciendo bien? ¿Lo está gozando? ¿Otros son mejores que yo? ¿Duraré muy poco o demasiado?”, hay una mayor probabilidad de que pierdas la erección o no la consigas. La tensión provocada por estos cuestionamientos hace que produzcas hormonas del estrés, se contraigan tus vasos sanguíneos y llegue menos sangre a tu pene, dificultando la erección.
Presión. Cuando tratas de apresurar las cosas, por ejemplo, “quiero tener una erección ¡ya!”, tu cuerpo se niega a participar. Es igual a cuando te fuerzas a dormir y te es imposible conciliar el sueño. Si una vez tuviste dificultad para mantener una erección, es probable que la siguiente ocasión te presiones para no perderla. La exigencia misma contribuye a que te sea difícil lograr o mantener la firmeza. Estás tan ansioso por hacer todo a la perfección, que terminas teniendo un mal desempeño, lo que te lleva a sentirte más inseguro y nervioso. Lo mejor es estar excitado sexualmente y a la vez relajado, sin exigencias.
Falta de comunicación. Algunas acciones de tu pareja podrían ser incómodas o podrían espantar a tu pene: los mordiscos, el uso de las uñas, la forma de apretar, frotar o manipularlo podrían asustarlo y, claro, termina escondiéndose. Es importante comunicar a tu pareja cómo te gusta que sean tratados tus órganos sexuales. Si no le dices a tu pareja qué te gusta y excita y qué no, tu pene podría estar hablando por medio de su firmeza o flacidez.
Falta de energía, ganas o estimulación. Si el sexo es la última actividad por la noche, existe la posibilidad de que tu cuerpo se niegue a reaccionar. Algunos hombres se exigen estar siempre listos para tener sexo, aun cuando están cansados. Si no estás de humor o no tienes la suficiente energía para el sexo e insistes en tenerlo, probablemente tu pene proteste y se niegue a participar. Y sí, aunque no lo creas, los hombres a veces no están de humor para el sexo, no es una cuestión obligatoria. Y sí, los hombres, al igual que las mujeres, necesitan estimulación, como los aromas, los sonidos y las imágenes para excitarse y prepararse para la actividad sexual.