Algunas conductas se han convertido en las nuevas adicciones. Algunos ejemplos son la adicción a las compras, a la pornografía, al correo electrónico. Estas actividades hacen que el cerebro produzca las mismas sustancias productoras de bienestar que el alcohol o las drogas. ¿En cuál de estas adicciones has caído?
Adicción al teléfono celular. ¿Pasas horas y horas texteando? El goce que obtienes podría igualarse al de una droga. Al igual que en otras adicciones, seguramente estás dispuesto a seguir haciéndolo a escondidas. Esta adicción reduce tus actividades sociales (no hablar con otras personas, excepto con las que se está texteando), ocupacionales (dejar de hacer las tareas de la casa, el trabajo o la escuela) y recreativas (textear se convierte en la principal fuente de entretenimiento). Todo por mantenerte “pegado” al teléfono móvil.
Adicción a los “me gusta”. Revisar tu facebook más de una vez en una hora puede ser un signo de adicción. ¿Lo revisas por la mañana, quizás cuando aún estás en la cama o antes de cepillarte los dientes? La psicoterapeuta Nancy Colier dice que este tipo de conducta se debe a lo que llama “cerebro de lotería”. Tiene que ver con la parte del cerebro que produce la esperanza de que nos suceda algo bueno. Muchos revisan constantemente el facebook con la esperanza de que la persona amada marque con “me gusta” una foto que subieron. Otros simplemente obtienen placer de saber que tal número de personas vieron su publicación. Pregúntate si hay una razón que justifique el tiempo y la energía invertidos en la revisión constante del facebook.
Adicción al ejercicio físico. Muchas actividades parecen inofensivas. Por ejemplo, los médicos aconsejan el ejercicio constante. En sí, hacer deporte y mantenernos activos físicamente es algo bueno. Cuando hacemos deporte, el cuerpo produce endorfinas, hormonas que nos dan una sensación de bienestar. Para algunas personas, el “subidón” de energía que obtienen a través del ejercicio se convierte en adictivo. La vigorexia es la obsesión con el estado físico a niveles patológicos que lleva a la persona a aislarse socialmente y empobrecer su vida al concentrarse casi exclusivamente en entrenar. Quien quiera dejar atrás esta conducta compulsiva deberá hacerse consciente y aceptar el problema para empezar.
Adicción al cibersexo. El cibersexo consiste en tener conversaciones sexuales a través de una pantalla. En esta práctica se comparten fantasías y es muy probable que los participantes se masturben mientras se mensajean. Algunas conductas que identifican a este tipo de adicción son: no poder dejar de pensar en la actividad; desear hacerlo cada vez por más tiempo y con mayor frecuencia; sentirse irritable cuando no tiene la oportunidad de hacerlo; utilizar el cibersexo como una manera de escapar al aburrimiento, el malestar emocional o la soledad. El tratamiento para este tipo de alteración es el mismo que se da para las adicciones a sustancias como el alcohol y las drogas.
Adicción a las series de televisión. Es común que las personas se den sus “atracones” de series de televisión cuando están bajo mucho estrés o simplemente porque se “enganchan” con la historia. Como las drogas, la televisión nos proporciona un escape de los sentimientos considerados negativos: tristeza, molestia, ansiedad. Y como cada episodio termina en un momento crucial de la historia, siempre queremos ver el siguiente episodio. Hay quiernes no lo pueden evitar. Bram, un chico holandés de 26 años, llegaba a ver hasta ocho horas de televisión por día. Con lo cual descuidaba sus estudios, perdió su vida social y se vio afectado económicamente.