Con seguridad tú, como la mayoría de las personas, experimentas el arrepentimiento de vez en cuando, quizás con más frecuencia de lo que te gustaría.
Pero hay quienes dicen no arrepentirse de nada, viven la vida momento a momento sin mirar atrás ni juzgar sus acciones. No se lamentan de lo que podría haber sido y no desean poder cambiar las decisiones que tomaron. ¿Cómo es que estas personas manejan este estado emocional y mental negativo? ¿Por qué no se culpan a sí mismos cuando las cosas no salen como lo esperaban?
Porque estas personas, de acuerdo con los expertos en el tema, aprenden del análisis de sus acciones y sus consecuencias; reinterpretan las cosas de manera más positiva; toman medidas correctivas o cambian el rumbo de sus acciones; evitan culparse en exceso; sueltan el pasado. Piensa en lo que lamentas haber hecho o dejado de hacer y aplica algunas de estas ideas para liberarte de la culpa y del tormento que trae consigo el arrepentimiento.
Aprende del pasado. Tus errores pueden ser grandes maestros, si así los consideras y los aprovechas. Las conductas pasadas te dan la oportunidad para aprender buenas lecciones sobre ti mismo, tu forma de reaccionar, tus valores y vulnerabilidades. Pero también te enseñan acerca de los demás y de cómo cuidarte mejor.
Ve las cosas con ojos nuevos. A la distancia, tus acciones pasadas pueden adquirir un nuevo significado. Haz un esfuerzo para ver lo positivo que ha resultado de tu comportamiento. El arrepentimiento es la manera en que tu cerebro te dice que debes poner atención a tus elecciones, pues éstas pueden estar llevándote por el rumbo equivocado.
Haz algo al respecto. Disculparte es una de las acciones más sanadoras cuando has actuado de forma equivocada. Redimirte, liberarte de la culpa o pena haciendo algo como compensación por el daño hecho, te puede hacer sentir mejor. Una forma de hacerlo es compartir tu experiencia y aprendizaje con otras personas para que no comentan los mismos errores.
Ten una mirada compasiva. Considera las circunstancias que te llevaron a actuar de la manera en que lo hiciste. Quizás estabas bajo mucha presión. Es probable que ahora pienses que no actuarías de ese modo, esto significa que ya has aprendido tu lección. Toma en cuenta que si no hubieras actuado como lo hiciste, nunca la habrías aprendido. Es cierto, a veces aprendemos de la manera más difícil, y dolorosa. No seas tan duro contigo mismo.
Suelta el pasado. Todos cometemos errores. Una vez que hayas aprendido de éstos, libérate de ellos, concéntrate en el presente y mira hacia el futuro para crear mayor bienestar en tu vida. Si no puedes hacer nada acerca de lo ya vivido, suéltalo. Aferrarte al pasado puede derivar en depresión, daño a tu autoestima o estrés. Piensa en qué le dirías a tu mejor amigo/a si estuviera en tu situación, y repítete eso a ti mismo.
Las personas que aprenden a sacar provecho de su arrepentimiento, para después liberarlo, experimentan menos emociones negativas y viven más felices. La gente mayor, quizás por las muchas experiencias vividas, tienden a aceptar la vida tal como es y se enfocan en los aspectos positivos. Uno de los consejos que con frecuencia escuchamos de los adultos mayores es que hay que aprender a perdonarnos por los errores cometidos y por las oportunidades que no aprovechamos. Habrá que seguir el consejo.