¿Estás atrapado en la negatividad?

07/04/2015 03:00 Víctor Jiménez Actualizada 22:04
 

La vida no siempre trae cosas buenas; sin embargo, de nosotros depende sacar provecho de las experiencias o utilizarlas para atormentarnos o amargarnos. Nuestra actitud y las ideas detrás de ésta originan, en gran medida, las emociones que experimentamos. Tres factores determinan nuestro grado de negatividad: la atención a lo negativo, las ideas pesimistas y la actitud hacia las malas experiencias.

¿Hacia dónde diriges tu atención? Algunos tienen una predisposición hacia lo negativo. Es fácil verlo en lo cotidiano: sólo ven lo faltante en sus vidas y desestiman aquello con que cuentan; cuando les dan retroalimentación, se concentran en los comentarios negativos y dejan de lado los positivos; al elegir un trabajo, consideran sólo los aspectos desagradables y no toman en cuenta los beneficios; ven sólo los aspectos negativos de su pareja y pierden de vista sus grandes cualidades.No es cuestión de engañarse y ver todo color de rosa, sino de ampliar el campo de visión: dirigir la mirada no sólo hacia lo negativo, sino también hacia lo benéfico y agradable. Cuando se pierde el balance y sólo nos concentramos en pensamientos negativos, la mente atrae ideas del mismo tipo: fatalistas y dramáticas. Así, pronto nos llenamos de pensamientos generadores de emociones incómodas.

¿Eres optimista o pesimista? Los optimistas se sienten capaces de resolver problemas, su actitud les ayuda a hacer frente a los reveses de la vida. Ven las dificultades como temporales y de corta duración. Saben que lo negativo afecta algunos aspectos de su vida, pero no todos. Entienden que las circunstancias externas también contribuyen a la aparición de condiciones penosas o complicadas a enfrentar.Los pesimistas ceden al temor y la incertidumbre, se sienten poco capaces de enfrentar los retos y caen en la desesperación con facilidad. Asumen que las dificultades llegaron para quedarse. Para ellos “todo va mal” y “nadie los puede ayudar”. Tienden a enfocarse en aspectos negativos de sí mismos como causa de lo que no marcha bien y pierden de vista las condiciones externas. Se responsabilizan en exceso: “Por más que intento no consigo un buen empleo, soy un bueno para nada”.

¿Qué haces con lo ya vivido? Tenemos la opción de elegir cómo responder, en qué concentrarnos y qué hacer después de haber pasado por una experiencia desagradable. Uno puede regodearse en una herida emocional, victimizarse o entregarse a la actividad compulsiva de comprar o beber, en lugar de buscar ayuda. Ante la pérdida de trabajo, algunos se dejan arrastrar por la depresión o se paralizan. Después de un matrimonio fallido, otros no se atreven a tener una pareja nunca más. Pero también hay quienes se dicen a sí mismos: “De acuerdo, ya viví esto. Ahora, ¿qué hago con ello?” Saben que tienen el poder de elegir y dar forma a su vida. De manera intuitiva entienden que, como sugieren los expertos en psicología positiva, cargan en su bolsillo un gran porcentaje de su felicidad. Y no se trata del dinero con que cuentan, sino de su capacidad para crear, su comportamiento y sus intenciones, en pocas palabras, su actitud.

Y tú, ¿estás atrapado en la negatividad? Si es así, pon atención al tipo de cosas hacia las que diriges tu atención, al pesimismo que te arrastra a estados de ánimo desagradables y a cómo reaccionas ante las dificultades. Darte cuenta de esto es ya un comienzo para salir de la trampa de la negatividad. 

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