A veces, tratar no es suficiente

08/04/2014 03:00 Víctor Jiménez Actualizada 21:51
 

Tratar, intentar. Con frecuencia utilizamos estas palabras para hablar de una meta que queremos alcanzar. Tratar o intentar quiere decir que pondrás a prueba una conducta nueva, que en verdad te propones hacer algo, que no desistirás, por ejemplo: “seguiré tratando de perder peso” o “estoy intentando comprender lo que me dices”. Se trata en este caso de una actitud comprometida. Después de todo, el éxito comienza con el mero intento.Pero a veces utilizamos estas palabras para evitar el compromiso, justificarnos o salirnos por la tangente. En estos casos, tratar y hacer son algo muy diferente.

Tratar no es lo mismo que hacer

Para entender mejor la diferencia te propongo un ejercicio muy sencillo concebido por Jeri Quinn, coach de negocios. “Si te encuentras sentado, ponte de pie. ¿Estás de pie? Bien. Ahora trata de sentarte de nuevo. No, no te sientes, trata de sentarte. ¿Notas la diferencia entre tratar de sentarse y sentarse? Es imposible tratar de sentarse, uno se sienta o no se sienta, y punto”. Tratar y hacer no son lo mismo. ¿Prefieres que tu hijo adolescente trate de hacer la tarea o que la haga? Aquí otro ejemplo: en un encabezado del periódico aparece “Rescatan paramédicos a hombre que intentó suicidarse”. El hombre sólo intentó suicidarse, pero afortunadamente no lo hizo, no se suicidó. Intentar suicidarse no es lo mismo que suicidarse.

Palabras engañosas

Cuando dices que vas a tratar de hacer algo, abres la posibilidad a hacerlo o no, ya sea por falta de tiempo o de ganas. Después de todo, sólo estarás tratando. No hay compromiso. Cuando dices que estás tratando de hacer algo, das por hecho que quizás lo consigas, es decir, que tengas éxito en tu objetivo, quizás no. Abres la posibilidad al fracaso. No expresas determinación. En el momento en que dices “trataré”, ya te diste permiso para no hacerlo o para fracasar. Sin importar lo que suceda, siempre puedes decir que ya lo intentaste: “Te dije que intentaría llegar a tiempo y lo intenté, pero no lo logré”. Entonces tienes justificación para el fracaso. La mayoría de las personas exitosas nunca dijeron “lo intentaré”, pues estaban convencidas de que simplemente lo harían.

En otras ocasiones, ante una petición, dices “lo intentaré” en lugar de decir “no”, “no quiero hacerlo” o “no lo voy a hacer ahora”. Usar cualquier de estas tres expresiones es más honesto que decir que vas a tratar, cuando en realidad sabes bien que no lo quieres hacer.

Con bastante frecuencia, “trataré” es una palabra engañosa para quien la dice y para quien la escucha. A veces decimos “trataré” para quitarnos al otro de encima o para salirnos por la tangente. Dos ejemplos de esto son: el esposo que promete a su mujer que intentará dejar de tomar alcohol y el adolescente que dice que tratará de poner más atención en clase. Muchas veces, estas personas no logran su objetivo porque no tienen ni el compromiso verdadero ni la determinación para hacerlo.

Utiliza frases que denoten mayor compromiso y determinación como “mi meta es…”, “ya estoy haciendo cambios en…”, “estoy progresando en mi…”. Pide a los demás que sean claros con respecto a su compromiso y determinación. Si tu hijo dice “sí, mamá, voy a tratar de terminar mi tarea antes de cenar”, pregúntale si sólo va a tratar o si lo va a hacer. Dosifica tus cuestionamientos para que no le sea abrumador.

Parece increíble, pero las palabras que escogemos al hablar reflejan la convicción que tenemos para alcanzar nuestras metas. Por lo tanto, también inciden en la probabilidad de lograr nuestros objetivos.

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