Cuando nuestros familiares y amigos observan algunas de nuestras conductas, quizás piensan que somos nuestro peor enemigo. En ocasiones, tal parece que hacemos todo para estar en la peor situación. Conductas obvias de autoboicot son: llegar tarde a una entrevista de trabajo que nos interesa u olvidar un documento esencial para hacer un trámite. Otras conductas y actitudes de autosabotaje no son tan obvias. Aquí te presento algunas de ellas.
A ver con cuál de ellas te identificas.
Depender de otros para hacer cambios o estar bien. Esto se refiere a ideas como: “Sería feliz si no fuera por los demás”, “Haría ejercicio si tan solo mi novio me motivara a hacerlo” o “No perdería los estribos si mi esposa no me provocara”. El principal responsable de tu bienestar eres tú mismo. Deja de responsabilizar a los demás.
Perfeccionismo. Si no aceptas que las cosas quizás nunca van a ser perfectas, con seguridad postergarás la entrega de tu trabajo. La postergación es una de las formas más comunes de autoboicot. Recuerda, no siempre puedes estar satisfecho al 100% con todo lo que haces.
Postergar el placer. Si, por ejemplo, te gusta bailar pero no buscas oportunidades para disfrutar de un buen baile, estás boicoteando tu placer. Si disfrutas de la naturaleza, pero cada vez que tus amigos te invitan a ir al bosque dices que estás muy ocupada, estás boicoteando tu placer. Pon atención a lo que te es placentero y procúratelo. Nadie más lo hará por ti.
Llevar toda la carga tú solo. Cuando permites a tus familiares, amigos o compañeros de trabajo depositar toda la responsabilidad sobre ti, y esto incluye las decisiones importantes, vas en tu contra. Enseña a otros a hacer las cosas, aprende a delegar, permíteles tomar decisiones, empodéralos. De esta manera, te librarás de una pesada carga y dejarás de sabotear tu bienestar.
Rumiar y preocuparte sin actuar. Por ejemplo, te preocupa gastar demasiado dinero al comer fuera de casa, pero no haces nada para reducir tus gastos. Lo sabes bien, si no atiendes esa caries que te molesta se puede poner peor y que el tratamiento te saldrá más caro, pero no vas al dentista. Cuando no atiendes las cosas que te preocupan, pierdes energía que podrías utilizar para resolver los problemas que te aquejan.
Concentrarse en lo negativo. Cuando las cosas no van bien en tu relación de pareja, te concentras sólo en arreglar lo que no funciona. Pierdes de vista lo positivo. Así terminas sintiéndote abrumada (o) por “todo lo que hay que resolver”. Voltear a ver lo positivo es una buena forma de motivarte a seguir intentando.
Rechazar la realidad. Si te empeñas en que las cosas sean de cierta manera, en lugar de aceptar la realidad, terminarás sufriendo mucho. Cuando aceptas que tu pareja no va a ordenar los trastes de la manera en que tú lo harías, dejas de sentirte frustrado. Acepta las cosas tal como son. Deja de luchar contra lo que es.
Confundir prioridades. Haces las actividades no prioritarias y dejas las más importantes para el último momento. Ves tu serie favorita en lugar de terminar una tarea pendiente para entregar al día siguiente. Para evitar postergar lo esencial, haz una lista de tareas. Después, acomódalas en orden de relevancia. Elige las primeras dos o tres. Termínalas, pues no pueden esperar. Repite estos pasos al día siguiente.
¿Con cuáles de las situaciones anteriores te identificas? Pon atención a las situaciones anteriores y seguramente dejarás de boicotear tu bienestar, tu avance y tu felicidad.
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