Muchas personas anhelan una relación de pareja completamente libre de conflictos. Pero esto es algo poco realista. La relación afectiva más cercana es la de pareja. Por esta razón, es mucho más probable que surjan desacuerdos entre sus integrantes. Las dos personas que la integran tienen historias familiares diferentes, han desarrollado hábitos y habilidades de comunicación que no siempre coinciden. Además, debido a su experiencia de vida, algunas de sus creencias son discordantes. El conflicto es inevitable porque las diferencias son inevitables.
Pero el conflicto en la pareja no está del todo mal. Si bien lo puedes ver como una maldición, también puede ser una oportunidad para conocerse el uno al otro y para resolver y superar las diferencias. Es una ocasión para aprender a negociar y descubrir lo que el otro está dispuesto a modificar, pero también lo que, en definitiva, no van a cambiar. Con el surgimiento de problemas en la pareja, y su solución constructiva, emerge la posibilidad de crecimiento y compenetración mediante el entendimiento y la aceptación. Muchas parejas que ahora tienen una relación satisfactoria han aprendido a lidiar con las dificultades y las han aprovechado para su desarrollo personal y en pareja.
Para pelear con tu pareja de manera constructiva, es necesario desarrollar la capacidad para dialogar y llegar a acuerdos. Toma en cuenta estas ideas para hacer que las discrepancias abonen a tu relación en lugar de afectarla.
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