Todos queremos sentirnos bien, pero para conseguir el bienestar se deben hacer pequeños esfuerzos. A continuación encontrarás algunas sencillas acciones que contribuyen a tu bienestar. Reflexiona sobre ellas y recuerda que un gran porcentaje de tu felicidad depende de las actitudes y acciones que tomas.
1. Aprende a dar. ¿Conoces a esas personas que dan mucho, sólo para después quejarse o esperar retribución en igual medida? Si los demás no son equitativos, entran en cólera, aunque mantienen su enojo en silencio. Estas personas no saben dar, practican una falsa generosidad. TIP: Si quieres ser auténticamente generoso, analiza tus razones para dar a los demás. Deberás ser muy sincero contigo mismo. ¿Das para obtener amor o admiración? Da honestamente: no cobres el favor ni asumas que quien recibe está obligado a ser recíproco contigo.
2. Acércate a los demás. Algunas personas tienden a aislarse cuando se sienten vulnerables o temerosas, en lugar de buscar la compañía de amigos y familiares. Les cuesta pedir ayuda o siquiera imaginar que podrían recibir el apoyo de otros. No han aprendido a hacerlo, callan sus necesidades. No se dan cuenta de que al apartarse se incrementa la sensación de soledad que, a su vez, los lleva a sentirse más vulnerables y temerosos. TIP: Haz un esfuerzo por solicitar apoyo afectivo o económico en momentos difíciles. Valida tus necesidades, aprende a expresarlas y trata de satisfacerlas. Reconoce cuándo es necesaria la ayuda de los demás.
3. Deja de “futurear”. ¿Eres de los que invierten su tiempo adelantándole a la película mental que se han creado? ¿Las escenas de tu película son de sucesos agradables o desagradables? Si, como muchas personas, le pones un final catastrófico a tu historia, seguramente te llenas de angustia y desesperanza. Si sólo predices problemas en tu futuro, que no te sorprenda sentir ansiedad y desagrado. TIP: Concéntrate en el presente. Al “futurear” te pierdes de la oportunidad de disfrutar el presente y resolver las dificultades actuales. Recuerda: lo que no está sucediendo en este momento no es algo para preocuparse. El futuro depende de lo que hagas hoy.
4. Di “no” cuando quieras decir “no”. ¿Con qué frecuencia haces a un lado tus deseos por satisfacer los de alguien más? ¿Qué esperas conseguir al ceder ante los deseos ajenos? ¿Evitar problemas o darles gusto? Posiblemente antepones las necesidades de otros a las tuyas para mantener la paz. El problema es que si cedes siempre o con mucha frecuencia, los demás podrían abusar de tu “buena disposición”. TIP: Mantente atento a las ocasiones en que dices “sí” cuando en realidad quieres decir “no”. Estar consciente de esto es el punto de partida para hacer un cambio. Aprende a poner límites. Practica primero con personas y en situaciones menos amenazadoras.
5. Disfruta de lo ordinario. Si sólo te contentas con las cosas extraordinarias, intensas o elaboradas, te estás perdiendo del encanto de lo sencillo. Y como lo normal y cotidiano es más abundante, entonces te pierdes de mucho. TIP: Descubre lo extraordinario en lo ordinario. ¿Cómo? Estando presente y enfocado al ciento por ciento en cada actividad que realices: escuchar música, limpiar la casa sin pensar en lo que harás a continuación, trabajar, escuchar de verdad a tus hijos o esposo. Redescubre lo cotidiano y conocido: aprecia las hojas que caen de los árboles, admira el color del cielo, percibe el aroma de las flores. En mi libro ‘Cómo simplificar tu vida’ encontrarás otras ideas sobre cómo maravillarte ante la sencillez y encontrar en cada momento un manantial de felicidad.
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