Algunas parejas llegan a un punto en el que no avanzan más. A pesar de haber intentado, ya no pueden resolver sus diferencias. Lo mejor es que cada uno siga su propio camino. Pero las cosas no siempre son así. Hay quienes se aferran a una relación insatisfactoria que ya no da más. Estas son algunas de las razones por las que nos aferramos a una mala relación:
Ilusión. Nos aferramos a la imagen de lo que alguna vez fue. Pero las relaciones cambian con el paso del tiempo. Es casi imposible, después de un tiempo de relación, sentirnos como nos sentíamos al inicio de ésta. Nos cuesta aceptar la realidad presente, tenemos la ilusión de que las cosas volverán a ser como en un principio. Y entonces decidimos esperar y esperar, y esperar, y así podemos pasar años deseando que nuestra pareja funcione como al principio, cuando en realidad ésta ya está acabada. La ilusión de que en algún momento volverán los fuegos artificiales a nuestra mente y al corazón nos hace quedarnos en una mala relación.
Alternativa: Acéptalo, las relaciones y las personas cambian. Vivir con los ojos bien abiertos es la clave. A partir de la verdadera aceptación puedes alcanzar la satisfacción total, sin engaños. Tu otra opción: dejar la relación para encontrar tu felicidad con alguien más o en soledad.
Baja autoestima. Muchas personas consideran una ruptura como un fracaso. Otras no se atreven a terminar la relación porque piensan que hacerlo significa que hay algo malo en ellas. Otras más están convencidas de que separarse y estar solas les resta valor como personas. Todas estas formas de ver un rompimiento surgen de una baja autoestima. Creer que nadie más en el mundo querrá estar contigo, excepto la persona con quien estás ahora, es otra manifestación del poco valor que te das.
Alternativa: Piensa que salir de una relación insana es una muestra de amor a ti mism@. Reflexiona: ¿En verdad quieres estar con alguien que no te ama o que te hace daño? Si quien te lastima o ya no te ama se va, ¿es realmente una gran pérdida?
Miedo y comodidad. Alguna vez has escuchado a alguien decir algo como: “Lo sé, ninguno de los dos somos felices estando juntos, pero ya llevamos 8 años de relación y no estaría bien terminar”. Quien piensa esto no está dispuesto a aceptar que las relaciones terminan. Hacer un cambio tan importante como salirte de una mala relación requiere de valor y esfuerzo. Muchos piensan: “Me tomará años encontrar a alguien que me guste o con quien me sienta bien”. A otros les da flojera tener que pasar por el proceso de conocer a alguien nuevo. Este temor los hace quedarse en la relación infructuosa.
Alternativa: Contesta a la siguiente pregunta: ¿La comodidad (no tener que hacer un cambio importante) vale el precio que pagas por ella (la insatisfacción)? A veces somos mejores para identificar lo más conveniente en alguien más. Si tu mejor amig@ estuviera en una situación como la tuya, ¿le sugerirías quedarse o retirarse?.
Culpa de marcharte. A pesar de que algunos viven un infierno en su relación, no son capaces de separarse por culpa. Creen que se comprometieron a estar con la pareja “para siempre”, y al separarse rompen una promesa que los encadena a una vida de insatisfacción. Otros argumentan que separarse haría sufrir a sus hijos. Pero quizás sus hijos ya están sufriendo por la mala relación entre sus padres. Y quizás sufrirán más si ésta se prolonga.
Alternativa: Pregúntate: ¿Vale la pena estar en una mala relación y ser infeliz sólo para cumplir con tu “promesa”? Si no es en esta vida, ¿cuándo te vas a dar la oportunidad de ser feliz? Con respecto a los hijos, ¿en verdad les estás evitando un sufrimiento al quedarte en una relación llena de frialdad, indiferencia, violencia o de rencor? ¿Es este el ejemplo que quieres para tus hijos sobre la vida en pareja?.