Con seguridad tú, como muchos otros, has deseado terminar tu relación de pareja. Es algo común en la vida de pareja. Oscilamos entre lo que nos gusta y esos aspectos molestos del otro. Y, a veces, algunas de las cosas fastidiosas pueden ser detalles insignificantes. Otras, sin embargo, no son triviales. A éstas hay que poner atención para ayudarnos a decidir si queremos seguir en la relación o no.
Algo que ayuda a tener una visión más clara de las cosas es tomar cierta distancia, ver tu relación desde la perspectiva de alguien más, de una persona externa. Esto te puede servir para evitar puntos ciegos. Un ejercicio interesante es escribir o “hablar” desde la perspectiva de una persona externa, conocida o desconocida. Puedes, incluso, elegir varios personajes. En este ejercicio, escribes una carta a ti mismo o te grabas un mensaje diciendo cómo ves las cosas, desde la visión de alguien más.
Después, lees o escuchas con apertura y atención para descubrir cómo se ve tu relación desde fuera.
Estamos hablando de una decisión difícil que no se puede tomar a la ligera, que requiere de suficiente reflexión. Para ayudarte un poco, aquí hay algunos indicadores de que es hora de dejar la relación y seguir adelante con tu vida:
Diferencias en valores. En este caso, los valores fundamentales se refieren a eso que cada uno valora, lo que es importante para cada quien. Los valores fundamentales no son negociables. Difícilmente se cambian y cuando ocurre, es porque se ha seguido un proceso de crecimiento a través del tiempo. Quizás valoras el hecho de tener una familia, pero tu pareja no. La fidelidad, mantener la pareja “cerrada”, es una creencia esencial que pueden o no compartir ambos. Estar libres de compromiso con otras personas puede significar mucho para uno, pero no para el otro. Éste es el caso de quien tiene una relación con una persona casada.
Pregúntate cuáles son las cosas que verdaderamente cuentan para ti. Enlista diez de esos valores y califícalos del uno al diez, uno siendo el más importante y diez el menos relevante. Una vez hecha la lista, pregúntate si los cinco más importantes están presentes en tu relación.
Relación sin respeto. La falta de respeto puede manifestarse de muchas formas: abuso emocional o verbal, con insultos o agresión. Otras faltas de respeto son sutiles y más difíciles de identificar como abuso. Tal es el caso de la agresión pasiva. Por ejemplo, tu pareja podría aceptar que no está contribuyendo a los quehaceres de la casa con lo que le toca, pero no hacer nada para remediar la situación.
¿Hay coherencia entre lo que dice y lo que hace? Quizás te dice que te ama, pero te maltrata. Si dice amarte, pero no quiere pasar tiempo contigo, no está dispuesto a modificar sus rutinas para que estén juntos o lleva años prometiéndote que se va a divorciar para que vivan juntos, aquí hay una señal de alerta. Si te dice que te ama, pero no quiere estar contigo a menos que le hagas un favor, alerta roja.
Tomar todo y no dar nada. Es común en una persona narcisista tomar mucho y dar muy poco. Cuando la satisfacción de necesidades, incluidas las emocionales y sexuales, no está balanceada, es probable que uno de los dos la pase muy mal. Si esa persona eres tú, toma medidas para que tus necesidades y deseos sean tomados en cuenta. Una persona narcisista difícilmente los considerará.
Si eres la única persona que hace un esfuerzo para que la relación continúe o funcione, quizás no es la relación adecuada para ti. Pon especial atención a si estás haciendo cosas para “ganar” su amor. Cuando una relación funciona bien, la participación de ambos se da de manera natural.
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