Algunos hombres están dispuestos a someterse a una dolorosa cirugía, cuya recuperación toma por lo menos siete meses. Otros se arriesgan a que sus hijos desarrollen tumores debido a inyecciones diarias de la hormona del crecimiento. Unos más utilizan zapatos con “elevación” para parecer más altos. Así es, se trata de algunos de los métodos utilizados para crecer un máximo de cinco centímetros.
Los que no dan la talla
¿Por qué alguien se somete a una cirugía en la que le cortan los huesos de las piernas para crecer cinco centímetros? Porque en nuestra sociedad la talla parece ser un atributo poderoso. La altura puede ser signo de autoridad, madurez, inteligencia, competencia, poder físico o atractivo sexual.
La falta de altura representa justo lo contrario. A los hombres de talla pequeña no se les ve como hombres de verdad, sino como adolescentes o infantiles. Por lo tanto, las mujeres los consideran poco atractivos. Sus compañeros varones los ven como ciudadanos de segunda clase que no merecen respeto ni cortesía. Se ha observado que a hombres de baja estatura se les empuja con mayor frecuencia cuando caminan por la calle.
A las mujeres sí les importa el tamaño
La discriminación hacia hombres de baja estatura es similar a la que se practica hacia otras categorías de personas, como indígenas, homosexuales, pobres. Las razones del prejuicio no son lógicas. Aun así, la discriminación se hace patente, por parte de las mujeres, en la elección de pareja.
Ya se ha escrito acerca de que a las mujeres les gustan los tipos “malos”. El hombre representa para ellas alguien que puede brindarles seguridad, que puede pelear físicamente o defenderlas de las amenazas. Las mujeres relacionan la altura con el poder físico, fuerza y seguridad. Este razonamiento hace a los hombres de baja estatura poco atractivos y descartables como pareja.
Mitos acerca del tamaño
Pero los argumentos para descalificar a los hombres que no son altos resultan ser débiles. Muchos hombres bajos tienen una fuerte musculatura equiparable a la de un hombre alto. Su fuerza los hace capaces de defender a una mujer de las amenazas. Ahora bien, elegir a un hombre para el matrimonio o una relación con base en la altura o en su apariencia física no es aconsejable. El tamaño de una persona tiene poco que ver con quién es interiormente. Es la personalidad lo que cuenta para que un hombre sea una buena pareja.
Si lo que una mujer quiere en una relación amorosa es confiabilidad, madurez, masculinidad, seguridad emocional, honestidad y compromiso, un hombre de cualquier altura se lo puede dar. Recordemos que una mujer llegar a amar a su pareja por algo más que sus atributos físicos.
Se ha probado en diversos estudios que todos, consciente o inconscientemente, tenemos actitudes discriminatorias hacia los hombres de baja estatura. Estas actitudes pueden llevar a algunos a considerar el ser bajitos como una maldición. Además del cambio social que es necesario para evitar la discriminación y el estigma, se requiere que los hombres de baja estatura revisen el concepto que tienen de sí mismos y fortalezcan su autoestima. En la medida en que se sientan más seguros de sí mismos, podrán enfrentar con mayor facilidad las actitudes hostiles ajenas y podrán desarrollarse en todos los ámbitos