Una baja autoestima significa que esta opinión es negativa: “Soy inferior a los demás”, “Tengo miles de defectos”, “Nadie desearía ser mi amigo/novia”, “Las cosas buenas de la vida, esas no son para mí”. Una baja autoestima tiene un efecto muy negativo y trae sufrimiento a tu vida, pues te limita de hacer cosas y tener logros.
¿Cómo te generas una mala opinión de ti mism@? A través de las experiencias de tu vida, en particular de la niñez, te vas formando una opinión de quién eres, cómo eres. Lo que viste, experimentaste y escuchaste en el entorno familiar, la escuela o tu comunidad tuvo una enorme influencia en cómo te ves a ti mism@ ahora. Algunas experiencias negativas en la adolescencia y edad adulta –como bullying, abusos o intimidación en el trabajo, relaciones de pareja violentas, estrés constante y algunos eventos traumáticos, como el abuso sexual– pueden generar en ti creencias negativas y provocar una baja autoestima. Una experiencia dañina deja un mensaje impreso en tu mente. Si la vivencia es negativa, la opinión que te formas de ti es negativa:
Si eras objeto de castigo, abandono o abuso continuo, probablemente te creaste la idea de que hay algo malo en ti o de que nada de lo que haces es suficiente.
Si tus padres decían “debes ser fuerte pase lo que pase” y castigaban la expresión de tus emociones, quizás ahora piensas que tus sentimientos y necesidades no importan.
¿Qué condiciones favorecen una baja autoestima?
Padres que nunca están satisfechos con los resultados de sus hijos: “Una calificación de 8 es decepcionante”.
Falta de reconocimiento, afecto y valoración dentro del ambiente familiar: “Dices puras tonterías”, “Eres un bueno para nada”, “No sé por qué no te regalé de niño”.
Comparación continua y negativa con otras personas: “Ya viste cómo tu prima Rosita sí pasó sus exámenes”, “Juan, ¿por qué no puedes ser ordenado como tu hermana?”.
Ser el receptor del estrés, frustración o enojo de uno de los padres o ambos: “Por tu culpa me tuve que casar con tu padre”.
Experiencias de rechazo social y discriminación: “No puedes ser nuestra amiga porque no tienes papá”.
Ser señalado por ser “diferente” en la escuela o en casa: “Ahí viene el raro del grupo”.
¿Qué pasa cuando creces con estos mensajes negativos? Al crecer, cargas con todos esos mensajes de las personas importantes en tu vida. Y entonces te criticas de la misma manera, te comparas como ellos lo hicieron, les das la razón: “Tengo poco valor como persona”, “No soy capaz de alcanzar mis metas en la vida”.
Te exiges más allá de tus capacidades o te castigas con dureza cuando cometes errores. Así se forman y refuerzan las creencias que dan origen a una baja autoestima.
¿Cómo cambiar la opinión negativa de ti mism@? El trabajo es diario y constante. Puedes comenzar por decir estas poderosas afirmaciones en voz alta, y escucharte, para contrarrestar los efectos de los mensajes negativos recibidos en tu infancia:
“Ahora lo entiendo: a pesar de que en la niñez algunas creencias parecían ser verdad eran sólo opiniones de alguien más. Les quito toda validez, ya no me sirven, ya son viejas. Las saco de mi mente y de todo mi ser”.
“Comprendo que los mensajes negativos que recibí (de mamá,…) no son verdad, que los tomé como verdades sin analizarlos. Sí, quizás cometía muchos errores (tenía sobrepeso/habilidades diferentes…), pero eso no me hace una persona menos valiosa o una vergüenza”.
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