Cómo es que algunas personas son capaces de evaluar a alguien como tóxico o nutricio, cuando escasamente la conocen? ¿Cómo es que una persona se despierta a media noche, repentinamente, con la solución al problema que tenía antes de ir a la cama?La respuesta es sencilla: ellos recurren a la intuición, esa facultad del ser humano tan difícil de explicar que nos guía en la vida para tomar mejores decisiones o encontrar soluciones a problemas.
Muchos hemos experimentado esta manera interior de “saber” que en ocasiones se presenta en forma de presentimiento: “Algo no está bien” o “Estoy haciendo lo correcto”. Por ejemplo, hay momentos en que tenemos una sensación de desasosiego, que se manifiesta corporalmente como un “no sé qué”, y que más tarde descubrimos que estaba relacionada con algo que olvidamos en casa. En otro momento nos damos cuenta de que debimos haber hecho caso a esa sensación interna de incomodidad que surgió justo cuando aceptamos una oferta hecha por quien resultó ser un estafador.
La “magia” de la intuición
Por medio de una sensación de inquietud, la intuición nos previene cuando, por ejemplo, estamos a punto de cerrar un trato que nos parece “demasiado bueno para ser verdad”. Esas impresiones subjetivas de que algo no está bien se pueden convertir en un gran aliado, si les hacemos caso. La intuición nos permite ver si hay amor, confianza o duda en alguien más.
Según el psicólogo y escritor Daniel Goleman, la intuición “podría ser el vestigio de un primitivo y esencial sistema de alarma, cuya función consistía en advertirnos del peligro”. Y así parece ser, nos apoyamos en nuestra intuición para percibir el nivel de confianza que sentimos frente a una persona: “¿Me siento respetado, ignorado, valorado o despreciado?”
En psicología y las ciencias cognitivas se le llama intuición al conocimiento que no sigue un camino racional, y por lo tanto no puede ser explicado o verbalizado. Somos incapaces de explicar por qué llegamos a determinada conclusión.
Sentido común y corazonadas
La intuición es el equivalente a una especie de sentido común que, de acuerdo con el escritor Gabriel García Márquez, “los hombres hemos menospreciado y ridiculizado con el nombre de intuición femenina”. Nuestros sentidos continuamente envían mensajes que sólo pueden manifestarse e interpretarse como intuiciones, por medio de un lenguaje que no es ni lógico ni racional. Después de todo, la intuición podría en parte ser la interpretación que hace nuestro cerebro de señales y evidencias en las que normalmente no reparamos.
Un fragmento de intuición es lo que llamamos “corazonada”, algo que no se puede probar, que no se sabe por qué se sabe, pero que nos habla en su propio lenguaje, y que, en ocasiones, se manifiesta como una simple sensación en el estómago.
La intuición es una facultad que ha sido utilizada a través de los siglos por inventores, artistas, creadores e incluso científicos, como Einstein, en la resolución de problemas y propuestas innovadoras. Para cuestiones prácticas de la vida diaria la intuición es de gran utilidad, ya que es una guía de ruta infalible en la que nos podemos apoyar. Hagamos más caso a la intuición.
La intuición de una mujer es más precisa que la certeza de un hombre”
RUDYARD KIPLING
ESCRITOR BRITÁNICO
Dato interesante:
Lilia de la Torre, psicóloga laboral, resalta una característica que estuvo, por siglos, menospreciada por la lógica masculina e, incluso, por las propias mujeres: la intuición. Asegura que por varias generaciones, la mujer trató de “masculinizarse”, apostando al pensamiento lógico para integrarse al mundo laboral, pero afirma que ese paradigma, al menos hoy, “ya es sinónimo de fracaso”. (elsolonline.com)