Cuida tu postura

Vida 22/11/2016 05:00 Víctor Jiménez Actualizada 05:01
 

Nota cómo estás sentada o parado en este momento. ¿Cómo están tus hombros, tu espalda? Tu postura revela tus emociones y tu estado de ánimo. Si estás triste, bajas la cabeza y te encoges, como tratando de protegerte. Si sientes inseguridad o temor, bajas la vista y te repliegas. Cuando te sientes segur@, adoptas una postura erguida. Acomodas tu cuerpo a cómo te sientes.

Pero lo contrario también sucede. Tu postura influye en tu sentir y en tus pensamientos. Es posible cambiar cómo te sientes a partir de la posición que adoptas. Puedes elegir posturas intencionalmente para alterar tu estado de ánimo y disposición frente a los demás. Es un poco como engañar a tu mente, como afirma el Dr. Erik Peper, profesor en Educación para la Salud, de la Universidad de San Francisco. Aquí hay cuatro maneras de cambiar tu sentir, modificando tu postura corporal:

Genera mayor energía sentándote derecho. Cuando adoptas una postura desgarbada o caminas desanimado o abatido, además de mostrar poca confianza en ti mismo, quizás termines sintiéndote triste o con poca energía.

Tu cuerpo recuerda la postura para cuando te sientes con ánimo bajo, falto de energía o deprimido. Si te paras, te sientas o caminas recto, tu sentir mejora y tu energía se eleva. No puedes estar triste si tu postura denota energía. Si te sientes triste o desanimado, posiciona tu cuerpo de tal forma que convenzas a tu mente de que estás lleno de energía. Se trata de fingir hasta lograr sentirte mejor.

Flexibilízate sentándote en una silla cómoda. Algunos estudios, como los del Dr. John Barghi, de la Universidad de Yale, han revelado que cuando una persona se sienta en una silla dura, está menos dispuesta a negociar y llegar a acuerdos. Si quieres tener una actitud de apertura y más flexible, por ejemplo, con tu pareja o hijos, es recomendable tener una plática en el sofá. La dureza de una silla nos invita a la rigidez, a una postura mental y emocional dura y llena de juicios. La suavidad de un sillón nos invita a una postura más suave y conciliadora.

Conéctate con el otro a través de su postura. Si de manera intencional, pero sutil adoptas una postura física como la de tu interlocutor, generas empatía y resuelves desacuerdos más fácilmente, pues hay una mejor conexión.

Adoptar una posición parecida, no necesariamente igual, a la del otro lo hace sentir más cómodo contigo. Si cruza las piernas, tú también las cruzas, aunque quizás no exactamente de la misma forma. No se trata de dejar de ser tú mismo, sino de hacer cambios físicos y conductuales que modifiquen cómo te sientes.

Incrementa tu seguridad, actúa como un superhéroe. Adoptar una posición apocada, de falta de confianza en ti mismo, tiene un efecto importante sobre tu cuerpo, sobre todo a nivel hormonal. La testosterona (responsable de la baja energía, fatiga y depresión) disminuye y el cortisol (la hormona que se libera como respuesta al estrés) aumenta. Por lo tanto, una postura insegura o tambaleante produce fatiga, tristeza y estrés. Puedes evitar este efecto adoptando la postura de poder, similar a como se paran los superhéroes: el pecho abierto que muestra dominancia; pararte a tus anchas, pero sin exagerar; la espalda recta, sin encorvar; las manos en las caderas. La psicóloga social Amy Cuddy ha demostrado que si ejercitas esta postura a diario por unos 3 minutos, o antes de hablar con alguien intimidante, aumentas la producción de testosterona y reducir el cortisol, que eleva tu sensación de seguridad. Nada pierdes con probar.

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