Sin duda que el triunfo de Donald Trump al ser elegido como presidente de Estados Unidos ha puesto al mundo de cabeza y a mucha gente en estado de pánico.
El republicano ha demostrado una evidente misoginia al hablar de manera despectiva de las mujeres, una innegable xenofobia al prometer cerrar fronteras a la comunidad musulmán y aseverar que los mexicanos que llegan a Estados Unidos son delicuentes, asesinos, violadores y narcotraficantes.
El pueblo americano escogió su destino y no precisamente de la manera más inteligente. En cuanto al tema de Trump y sus políticas respecto a la comunidad comunidades de personas lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT) no suenan tan promisorias y tienen muchos aspectos retrógrados y un enorme paso para atrás.
El 9 de septiembre, Donald Trump fue invitado como orador a la conferencia Value Voter Summit que es considerada de las más conservadoras y antiderechos LGBT.
En ese mismo evento, también tomó la palabra Tony Perkins, líder de la FRC ( Family Research Council), quien apoya la ley antigay en Uganda y promueve la pena de muerte a los homosexuales, por el simple hecho de serlo.
Dicha conferencia es básicamente una política para los activistas ultraconservadores y que considera la legalización del matrimonio igualitario un atendado contra la santidad del matrimonio.
Trump no se ha manifestado abiertamente en contra de la comunidad LGBT, pero teniendo en cuenta la ideología que ha sido su estandarte en la campaña hacia la presidencia, en la que se mostró totalmente irracional, contundente y poco o casi nada abierto a la negociación, no dudemos que una vez en el poder, promueva políticas que vayan en contra del matrimonio gay y las adopciones homoparentales.
A pesar de que en junio de 2015, la Corte Suprema de Estados Unidos declara legal el matrimonio gay en todo el país, aún quedan grupos conservadores que insisten en que no es lo correcto para una sociedad como la americana, y son estos grupos quienes promovieron y apoyaron la campaña de Trump.
Después del Brexit, las locuras de Nicolás Maduro en Venezuela, las amenazas de ISIS, el no al plebiscito en Colombia y el júbilo de Vladimir Putin por el triunfo de Trump, creo que no queda más que empacar las "chivas" y largarnos todos a ¡Júpiter!
