En lucha contra la homofobia siempre, no sólo un día

Sexo 20/05/2016 05:00 Raúl Piña Actualizada 05:08
 

No gordos ni afeminados.   Frase impresa en una camiseta que está a la venta por internet y que ha causado una gran controversia.

El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud declara oficialmente que la homosexualidad no es una enfermedad.  Esa fecha como tal queda inscrita como el Día Internacional en la Lucha contra la Homofobia.  

Frases como la de la playera  son tan comunes en nuestro ambiente gay y solamente nos demuestran que no hay peor homofobia  que la que generamos en nuestra   comunidad.

"Joto, puto, loca, mana, puerca, gata, sucia, pasiva, muertadehambre, saltapa´tras, gorda asquerosa, pinche prieta, musculoca, rídicula, obvia, guanga, feaaaa", son muchas de las expresiones que nos acompañan por décadas y que, curiosamente, casi siempre son dichas en femenino.

No tenemos que asomarnos al patio de nuestro vecino, si en nuestro ambiente provocamos, aplaudimos, sufrimos y ventilamos la más profunda y cruel homofobia.

Ahhh, pero eso sí, si viene algún "homofóbico" a gritarnos putos... entonces sí que damos pataditas en el suelo y hacemos berrinche y el 17 de Mayo nos vestimos de morado —color sugerido en esa fecha— para protestar contra esos barbajanes que nos insultan, nos degradan, nos golpean, nos despiden de nuestros empleos, nos niegan derechos y no nos   dejan adoptar chavitos quesque porque somos mala influencia.

Una vez que pasa el corajito, volvemos a lo nuestro y seguimos diciendo que no te juntas con tal porque es una "jota liosa", que aquel gordo se ve ridículo bailando a Gaga y que ese viejo canoso no debería estar en este bar, porque este lugar es sólo para gente joven.

Nos burlamos de nosotros mismos, nos humillamos y nos destrozamos entre la comunidad.

De nada sirven los 17  de mayo, ni las 37 marchas del colectivo LGBT, ni la aprobación de matrimonios de personas del mismo sexo, ni las adopciones homoparentales ni todo lo que se ha logrado, si dentro del mismo núcleo, no hay unanimidad y respeto entre nosotros mismos.

Antes de que se me alebresten algunos, quiero aclarar que “no” todos son así, pero la mayoría —lamentablemente— lo es.

¿Cómo podemos educar o ayudar a los demás a entendernos y a respetarnos, si no comenzamos con nosotros mismos?

¿Cómo podemos exigir respeto si nos gritamos de todo, si nos reímos en nuestras narices del gordo, del feo, del prieto, del afeminado, del musculoso que parece mujer, del flaco que parece que tiene sida, del  que no viste bien, del que viste demasiado bien, del que tiene novio feo, del que no tiene novio, etc.? 

Parece ser que esta lucha se la hemos delegado a nuestros amigos y familias que pelean para que tengamos mejores opciones de vida y que al menos sean más respetadas y   dignas.

Mientras tanto, nosotros seguimos en la "perrez" y en la lucha de egos que parece no tener fin.

Yo apelo a que tratemos de ser más ecuánimes y más tolerantes entre nosotros y que no permitamos que este tipo de actitudes nos debilite como comunidad.  

Somos fuertes,  absolutos y vencedores de muchas batallas. Si las peleamos juntos será mucho más fácil y el éxito compartido vendrá en cantidades mayores.

Yo no soy de discursos elaborados ni de propagandas y mucho menos soy partidista. Soy alguien que espera la verdadera unificación del movimiento gay en México y la consolidación de nosotros como  grupo y como ciudadanos respetados, bienvenidos y siempre unidos por las garantías que merecemos por compartir el mismo planeta.

No compremos esas camisetas, no nos ofendamos más. No fomentemos la homofobia ni en casa ni en nuestra  comunidad. “No a la homofobia”.

 

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