Nuestra lucha debe continuar

Sexo 26/05/2017 05:00 Raúl Piña Actualizada 05:01
 

El 17 de mayo de 1990, la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó la homosexualidad de la lista de enfermedades mentales. A partir de ese día se conmemora en todo el mundo, el Día Nacional contra la Homofobia.

Más de cien  países se han sumado a la lucha y han llevado a las instancias correspondientes, leyes que prohíben la discriminación a personas con orientación sexual  diferente e identidad de género.  Incluye la transfobia y la bifobia. Más de 70 países  condenan la homosexualidad con prisión o  pena de muerte. 

El 17 de mayo del 2016, el presidente  Enrique Peña Nieto recibió un contingente de 50 activistas del colectivo gay en Los Pinos, y se declaraó el Día Nacional contra la Homofobia en México, con lo cual se prohíbe la discriminación de personas, debido a su orientación sexual basado en el primer artículo constitucional.

 A partir de entonces, cada uno de los poderes federales e instituciones bajo su competencia tienen la obligación de llevar a cabo medidas de inclusión y políticas públicas contra la homofobia.

Al paso de los años, la lucha ha sido intensa, constante y en muchos casos, fructífera. Pero es en la comunidad gay, donde se da la homofobia interna, de manera más que evidente y tristemente difícil de ocultar.

Desde siempre se ha dado este tipo de actitudes discriminatorias de parte de los mismos integrantes de nuestro colectivo gay.

Con la proliferación de aplicaciones y de la redes sociales es más visible el desprecio y rechazo a cierto tipo de gente, que no entra dentro de los parámetros de quienes comparten nuestra preferencia.

Es muy común ver en la aplicación Grindr enunciados como "Si eres gordo, prieto y feo, no me contactes" o "no gordos ni afeminados, sólo musculosos y tipo buga (hetero)".

Es común ver en los bares gay, cómo   le hacen el feo a travestis y  transexuales. Cómo el chaparrito que tiene acné no tiene amigos y cómo el grupito de bonitos y bien vestidos se aisla del resto y se dedican a burlarse de los que no se ven igual que ellos.

Todo esto echa por tierra tanto camino,   lucha y años de insistir en ganar un espacio que nosotros mismos no hemos respetado ni agradecido.

Estas nuevas generaciones gay  no conocen a fondo todo lo que por mucho tiempo, los que ahora ellos llaman "viejos morbosos" hicieron para que pudiesen tener toda esa libertad y privilegios —por decirlo de algún modo— que hoy gozan.

No se preocupan mucho en investigar, en leer o en sumarse a la lucha que no termina todavía. Van a la marcha del Orgullo Gay a reventarse, a empedarse y a ligar. Ni siquiera se toman el tiempo de averiguar los motivos de las consignas que se gritan al paso de los contingentes. 

En  Holanda, Suecia, Canadá y otros, el día del orgullo gay es una celebración de conquista a beneficio de la comunidad. En México, sigue siendo una marcha de protesta y de exigencia por los derechos humanos.

Hemos tenido avances, se han logrado muchas buenas cosas y sigue la pelea por conseguir más victorias en el terreno social y humanitario, pero si no logramos la unificación y la solidaridad, no creo que lleguemos más lejos que hasta ahora, mientras sigamos viviendo en la apatía y en la frivolidad. [email protected]

 

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