En el sexo hay cosas que se ponen de moda y una de las que hace poco menos de una década tomó furor fue la literatura erótica. Ese dicho antiguo que la lectura enriquece, es cierto; la literatura erótica no sólo hace pasar un momento de entretenimiento, sino que ayuda a generar ideas y hacer más creativas a las personas en sus relaciones amorosas.
La ventaja de la literatura es que no enseña imágenes, y es justo la imaginación de cada persona la que hace que las cosas se piensen a su gusto y la literatura erótica sea casi personalizada, hace trabajar al cerebro en favor del sexo. Para saber qué escoger, primero hay que saber qué gustos tenemos, pues en este tipo de lecturas podemos encontrar básicamente tres tipos de libros: los de consulta, de romanticismo erótico, o los de sexo explícito.
Los más antiguos curiosamente son los de consulta sobre sexualidad, pues la literatura erótica ha existido desde que el hombre se preguntó sobre el sexo, y el sello de estos primeros escritos es que se mezclan lo terrenal con lo divino y por ello hablan de culto a los dioses, a los falos a la fertilidad, como “El papiro de Turín” que ya hablaba de las relaciones sexuales en el antiguo Egipto.
En este tipo de libros antiguos, de hecho ya se hablaba de sexo oraly lesbianismo, pues la palabra lesbos es el nombre de una isla griega donde la mitología decía que sólo era habitada por mujeres, las amazonas.
Cerca de 200 años antes de Cristo, en China ya había manuales didácticos para tener relaciones sexuales, se cree que estos dieron idea a la cultura india para que naciera el libro más famoso de sexo: “El Kamasutra”, que hasta nuestros días es considerado el libro erótico y sexual más conocido.
Si lo que nos atrae son esas historias de amores imposibles llenos de romance y aventuras debemos acercarnos a los escritos de antes y durante la Edad Media, ya que en esta época la literatura tomó una variante, y dejó de ser un documento explicativo e introdujo elementos fantasiosos con todas la características que conllevan las novelas, así un gran clásico del erotismo es “Las mil y una noches”, escrito en el siglo IX.
La literatura erótica y sexual no vio grandes avances, pues la ideología religiosa censuraba todo lo relacionado al tema, sin embargo, esta etapa hizo una de las más grandes aportaciones a la novela que hasta hoy se consume en todo el mundo: los amores platónicos e idílicos, que ponían en más alto valor el sentimiento al sexo, desde entonces persiste la idea de separar el amor y el sexo.
Pero si lo que nos excita es la novela con relatos eróticos, donde el sexo es protagonista, hay que acercarse a la literatura del Renacimiento, el famoso “Decamerón”, de Giovanni Boccaccio, por ejemplo, narra de manera magistral la vida de los monjes que seducen monjas en los conventos.
Otro gran clásico es “Vida de las mujeres galantes” considerada una de las obras más obscenas, escrita por Pierre de Brantome, una obra francesa que hace alusión a la promiscuidad, descripciones explícitas de los genitales, el cunnilingus, el lesbianismo y hasta el sadomasoquismo.
Pero quien marcó un hito en la historia de la literatura erótica y de donde el término sadismo se acuñó para la parafilia que implica excitarse haciendo daño al otro, fue el Marqués de Sade, famoso por sus obras que lo llevaron a la cárcel desde donde siguió escribiendo. La pornografía ya más como la concebimos hoy en día se difundió en la época de la ilustración, en Francia, como una forma de hacer sátira y crítica social, con lo que se consideró a este país como la meca de la literatura erótica.