En un mundo donde cada día es un poco más fácil decidir en cuestiones de sexo, poder decir no cuando no se quiere, es un derecho; sin embargo, hay ocasiones que la abstinencia sexual no es por una elección personal y eso puede llevar a las personas a tener repercusiones físicas y emocionales.
Actualmente, es común que existan ocasiones en que por diversas razones, como el trabajo, el cansancio o los deberes, no tengamos ganas de tener sexo, lo que puede no representar tantos problemas, pero una abstinencia sexual no deseada llega a afectar el estado anímico e incluso la autoestima, aunque esto no afecta de la misma manera a todos, puesto que la experiencia sexual y la forma de vivirla son diferentes en cada persona.
De hecho, estudios del área de Salud Sexual de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria detectaron que este tipo de abstinencia repercute en el área psíquica y física, debido a que altera la salud y el estado de ánimo, lo que puede llevar a que las personas descuiden su imagen, disminuyan la actividad física o comiencen a comer mal, que a su vez puede provocar sobrepeso, obesidad u otras enfermedades derivadas.
No sólo afecta la actividad física, sino que también conlleva dificultades de comunicación y cuestiones afectivas con nuestra pareja. Muchos trastornos del estado de ánimo se deben a una dificultad en la sexualidad, y esto es algo que simplemente influye en la calidad de vida de las personas.
Además, la abstinencia de sexo forzada pasa por procesos, ya que lo habitual es que se pase por una etapa en la que la persona se va acostumbrando a esa carencia, pero si ésta no desaparece, al final, la persona se resiente, y aparece un trastorno adaptativo por esta situación que cuesta superar.
Evidentemente, no se puede generalizar, y habrá personas que lo vivan con menos frustración, dependiendo de las herramientas emocionales con las que cuente y con el nivel de autoestima que hasta ese momento se haya desarrollado positivamente.
Hay que tener cuidado en no confundir sólo la falta de sexo temporal con la abstinencia no elegida y prolongada, ya que en la segunda hay un factor importante en las personas y es que tienen el deseo de tener contacto erótico con una pareja o con su pareja, pero no se tiene, lo cual difiere de estar pasando un momento en el que no es posible tener sexo, como podría ser una enfermedad o lesión que impida esta actividad, la ausencia temporal de la pareja, el puerperio propio o de la pareja, etc.
Los expertos señalan que una persona que hace 20 minutos de ejercicio cada día le va muy mal si de pronto deja de practicarlo. En la sexualidad, el efecto es mayor, pero todo depende del nivel de deseo o la frecuencia de relaciones de cada uno.
Además, implica de alguna manera un rechazo por parte de la pareja, o bien, cuando no se tiene pareja, a la imposibilidad de generar un deseo sexual en otros y con ello la frustración es mucho más alta.