Las inyecciones son mucho más populares de lo que se puede imaginar, cada año se aplican en el mundo unas 16 mil millones, de acuerdo con las estimaciones de la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Los piquetes son muchos y sólo el 90% se “pone” introduciendo la aguja en el tejido muscular (vía intramuscular) o en la piel (vía subcutánea o intradérmica) para administrar los medicamentos.
“Cada elemento de la jeringa es de suma importancia para el correcto manejo de la salud del paciente y suministro o extracción de la sustancia y/o medicamento”, comentó Xóchitl Benítez, enfermera y especialista en el uso de jeringas.
Atención, mucho cuidado. En algunos países son reutilizadas para administrar inyecciones a más de una persona, lo cual es un riesgo por la propagación de enfermedades infecciosas como VIH y hepatitis B y C.
Ante estos riesgos sanitarios, la OMS pidió generar programas para comenzar a utilizar jeringas de seguridad, las cuales aseguran que estas no se puedan reutilizar y evitan la exposición a accidentes en los trabajadores de la salud.
La Organización Mundial de la Salud pone la lupa en este campo de peligro:
8.5% de los 35 millones de trabajadores de la salud en el mundo han estado expuestos a infecciones graves como consecuencia de punciones accidentales.
Las jeringas tienen un mercado de más de 10 mil 500 dispositivos médicos diferentes, entre las cuales sobresalen 4 equipos de inyección, que de acuerdo con el manual de la Asociación Americana de Enfermeras son de los más seguros:
Sin aguja o inyecciones a chorro: el medicamento/inmunización se inyecta bajo la piel sin aguja, usando la fuerza del líquido bajo presión para romper la piel.
Aguja retráctil: la aguja (normalmente fusionada a la jeringa) es spring-loaded y se retrae dentro del cilindro de la jeringa cuando el pistón es completamente presionado después de aplicada la inyección.
Funda protectora: después de administrar una inyección, la/el trabajador desliza un tonel plástico sobre la aguja y lo traba en el lugar.
Reencapuchado abisagrado: después de la inyección, la/el trabajador, utilizando su dedo índice, dobla una capa protectora abisagrada sobre la aguja que queda trabada en el lugar. Este artefacto de seguridad puede ser fundido a la jeringa o venir separado y desprenderse de esta.
El Manual de Salud Ocupacional de la OMS indica que para reconocer un dispositivo de inyección seguro e inteligente existen seis características:
No deben de contener rebabas en el pivote, ya que pueden desprenderse al momento de la inyección, terminando en el torrente sanguíneo del paciente.
Contar con una rosca capaz de ensamblar perfectamente las agujas, que no se barra y que no permita se presenten fugas del líquido al administrarse.
Claridad en la lectura de números y escala de unidades.
Émbolos y soportes adecuados, mismos que permitirán un mejor agarre.
Tapón con un lubricado preciso para el adecuado deslizamiento.
Anillos uniformes para dosis correctas sin fugas y diseñados para que el embolo no salga por accidente.