La epilepsia no es castigo divino

19/05/2014 03:00 Silvia Ojanguren Actualizada 23:09
 

A lo largo de la historia se han escrito innumerables casos de epilepsia, enfermedad a la que se han dado muchas y erróneas interpretaciones, pero es importante que quede claro que es una afección neurológica, no contagiosa ni causada por ningún fenómeno sobrenatural, ni castigo divino. 

Es cierto que algunas personas con retraso mental pueden experimentar ataques epilépticos, pero esta condición no significa necesariamente el desarrollo de una deficiencia mental.

 

Bajo observación clínica 

Los médicos dicen que la epilepsia es la presencia repetida de crisis o ataques que ocurren por una descarga excesiva de las neuronas cerebrales, y tiene diversas manifestaciones y causas variadas. 

Un episodio epiléptico puede ser tan sutil como desconectarse o perder la noción por pocos segundos, percibir alguna sensación extraña en el  abdomen, sentir que ya se vivió antes una situación, presentar sacudidas involuntarias y momentáneas de una extremidad.

Pero llega a ser algo tan impactante, como una convulsión de todo el cuerpo en la que la persona pierde la conciencia, se pone “tiesa” por varios segundos y luego se sacude rítmica y violentamente de las cuatro extremidades, se pone morada, se muerde la lengua y produce mucha salivación y flemas que le pueden obstruir la vía de la respiración. 

Los datos científicos señalan que tres cuartas partes de los afectados desarrollan la epilepsia en las dos primeras décadas de vida.  Algunos tipos de epilepsia pueden ser mortales en la niñez temprana; otras se curan espontáneamente y otras son de difícil control desde el principio. 

La  mayoría de los epilépticos puede llevar una vida normal si tienen un tratamiento adecuado y algunos pueden lograr la curación después de un tiempo largo sin crisis, controlados con medicamentos y dejar de tomarlos sin recaer. Con un buen control pueden hacer todas sus actividades sin restricción.

La epilepsia es el tercer trastorno neurológico más frecuente y se calcula que a nivel mundial existe entre  1% y 2% de personas con epilepsia y en México hay cerca de 2 millones de personas que padecen esta enfermedad.

 

Los elevados costos del mal

“La epilepsia es un problema de salud pública, ya que el alto número de pacientes afectados requieren atención médica y estudios, además de un tratamiento continuo y en muchos casos a largo plazo, lo que significa un alto costo para el sistema de salud”, apunta Lilia Núñez Orozco, presidenta del Grupo de Aceptación de Epilepsia.

El costo social es muy alto, ya que a las personas con epilepsia se les incapacita prematuramente por cuestión de estigmatización, y hay pensiones qué pagar o son una carga para la familia y para la sociedad en general. 

Además, los enfermos necesitan tratamientos adicionales para la depresión y ansiedad, que frecuentemente la complican, por lo que la epilepsia se vuelve una enfermedad costosa.

 

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