El bullying es una página negra en el libro de la convivencia social en México y en 2014 la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) lo colocó en el primer lugar entre sus 34 países miembros, con más de 18 millones de víctimas.
La Red Voz Pro Salud Mental alerta sobre este fenómeno e indica que, también en 2014 la Secretaría de Gobernación (Segob) y el Instituto Nacional de Estadística Geografía e Informática (INEGI) revelaron que 32.2% de las víctimas tenían entre 12 y 18 años.
¿Qué es el bullying? Todo mundo sabe que las agresiones en las escuelas han sido una mala tradición, pero Dan Olweus, considerado pionero de la investigación del bullying, lo define como “acciones negativas dirigidas contra un alumno de forma repetida y durante un tiempo”.
Es una forma de violencia que sucede en la escuela entre alumnos y puede darse de manera física: golpear, empujar, patear, “zapes”; verbal: insultar, burlarse, apodos; psicológica: devaluar, intimidar o social: inventar rumores, excluir, ignorar, humillar.
Para el especialista cuando se extiende electrónicamente: mensajes ofensivos a la víctima a través de redes sociales o publicando videos e imágenes que resulten vergonzosos para l apersona, se le llama cyberbullying.
En las raíz del mal. Entre las causas del bullying están la pasividad de los espectadores, falta de imposición de límites a los agresores por parte de las autoridades escolares y familias, y la vulnerabilidad de las víctimas, personas tímidas, inseguras, con baja autoestima y pocos amigos.
Este acoso no es una conducta “natural” y no es parte del desarrollo normal del niño o del adolescente. Tampoco “hace más fuerte” al agredido, tiene fuertes efectos negativos.
Acciones de bien. La Red Voz Pro Salud Mental concuerda con algunas estrategias propuestas por expertos para ayudar a familias y centros escolares a frenarlo:
Sanciones a los agresores. Corresponde a las autoridades escolares, que muchas veces no consideran al bullying como un problema, sino como un simple juego o una conducta “normal”, por lo que no toman ninguna acción.
Sensibilizar a los espectadores. También corresponde a las autoridades escolares, quienes deben informar y conscientizar a los espectadores sobre la importancia de defender a la víctima en el momento de la agresión o de brindarle su amistad.
Facilitar el diálogo entre la víctima y agresores, las autoridades escolares piden hablar de la situación y de sus sentimientos sobre ésta. Se procura que los agresores tengan empatía con los sentimientos de la víctima.
Señales clave de una víctima de bullying: volver de la escuela con marcas de golpes o ropas desgarradas, material escolar desaparece seguido y sin explicación.
