Qué hacer con la dislexia

Vida 26/01/2018 05:18 Silvia Ojanguren Actualizada 05:24
 

La dislexia es un trastorno del neuro-desarrollo crónico y el Gabinete de Psicología del Centro de Intervención Conductual advierte que tiene síntomas emocionales debido a los obstáculos y frustraciones que quienes lo sufren se encuentran en la vida cotidiana.

Esto es especialmente grave en el caso de los disléxicos adultos, que han tenido que pasar todo el proceso de aprendizaje sin que se les haya tratado y, por consiguiente, con una falta de apoyo y de recursos.

Tema de muchos. Se estima que entre 10 % y el 15 % de la población tiene dislexia y que muchas personas no son diagnosticadas en la infancia. María Garau, especialista en Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje de la Universitat Oberta de Catalunya dice que cuando la dislexia se diagnostica en la etapa adulta, la persona ha sufrido fracaso escolar y problemas de autoestima y motivación. De hecho, según neuropsicóloga del Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, Andrea Palacio, a menudo cuando a un adulto le diagnostican dislexia es porque primero la han detectado en su hijo.

“Hay entre el 30 % y el 50 % de probabilidades de heredar la dislexia”, asegura. Concretamente, se ha encontrado la presencia de este trastorno en 23-65 % de padres de niños disléxicos y en 40 % de hermanos.

Pistas de problema. Aunque la sintomatología de la dislexia no empeore, los investigadores apuntan que hasta la edad de ocho-nueve años existen tratamientos reeducadores con eficacia científicamente demostrada. 

“La terapia en la infancia tiene más impacto cualitativo en la vida del paciente gracias a la plasticidad cerebral (la capacidad del sistema nervioso para cambiar)”, afirma Garau.

La doctora Palacio asegura que en la etapa adulta “no tiene sentido” hablar de cómo puede combatirse la dislexia, sino de cómo deben utilizarse “estrategias compensatorias” para afrontarla.

Se trata de mecanismos para mejorar las capacidades funcionales del disléxico teniendo en cuenta su nivel lecto-escritor. 

Algunas prácticas pueden ser, por ejemplo, el uso del corrector ortográfico y el de lectores informáticos para compensar la falta de fluidez lectora.

Las estrategias compensatorias hay que aplicarlas individualmente según las necesidades de cada persona.

Detalles para bien. Un estudio de BMC Public Health indica que los disléxicos suelen preferir un entorno de “trabajo flexible”, porque les permite controlarlo y escapar de “esquemas corporativos y con estructuras rígidas”.

Garau puntualiza que en la práctica clínica las personas afectadas por ese trastorno destacan en profesiones “más creativas”, porque se encuentran más seguras con todo lo que está “alejado de la lectura y la escritura.

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