Las flores tienen que ver con los perfumes, el romance y la alegría, también con el arreglo de la casa y la belleza del campo, eso lo sabe todo mundo, pero es menos sabido que poseen propiedades medicinales y culinarias.
Desde la época prehispánica son parte del menú mexicano, se emplean para condimentar platillos, adornar o como ingrediente principal, aportan un abanico de colores, gustos y formas interesantes.
A finales de la década de los 80 aumentó el interés por las flores comestibles, especialmente en aquellos grupos de la sociedad que buscan experiencias culinarias únicas.
Sabor, color y más…
Para cada tipo de flor existe una preparación culinaria, las hay para ensaladas, sopas, guisos, salsas, mermeladas, postres y bebidas. Algunas son tan comunes en nuestra dieta que ni nos damos cuenta de que las consumimos.
En este menú están la alcachofa, alcaparra, arúgula, brócoli, coliflor, flor de jamaica o infusiones hechas con flores de frutas cítricas como naranja y limón.
Lo que no se puede ignorar
Fernanda Zimmermann, nutrióloga del Instituto de Nutrición y Salud de Kellogg’s, nos da algunos ejemplos de flores comestibles:
1. Flor de calabaza. Sabor delicado y dulce; es habitual en la gastronomía mexicana. Es muy versátil, se utiliza cocida en guisos, arroces, pescados, sopas y cremas, fritas y rellenas de carne o queso. Puede ser preparada como relleno de pastas y croquetas. Fuente de vitamina A, ácido fólico y fibra.
2. Girasol. Sus vistosos pétalos tienen un sabor que va entre lo dulce y lo amargo. Sus capullos y pétalos pueden ser utilizados en recetas con verduras o pastas. Los pétalos tienen un compuesto con actividad antiinflamatoria. Los mayas preparaban una “poción del amor” utilizando como afrodisiaco sus pétalos.
3. Cempasúchitl o flor de los muertos. “La flor de 20 pétalos” era utilizada por los aztecas con fines medicinales, para aliviar cólicos, dolor de estómago, indigestión, afecciones hepáticas y combatir parásitos intestinales. Puede prepararse de diversas maneras, acompañar moles, tortitas, recetas con carnes.
4. Crisantemo. Se consumen sus pétalos crudos en ensaladas; combinan con naranjas y se preparan con algunas bebidas. Los blancos se pueden preparar capeados en salsa de jitomate y mermelada. El consumo regular de té de crisantemo ayuda en la desintoxicación de la sangre.
5. Capuchina. Sus flores pueden rellenarse de queso o utilizarse en ensaladas, escabeche o adornar los platillos. Su sabor se potencializa al combinar con perejil.
La nutrióloga dice que agregar flores aptas para el consumo humano en nuestra dieta hace que nuestra alimentación se vuelva diferente e innovadora, dando un valor añadido.
Pero llama la atención sobre que no todas las flores son comestibles, hay algunas tóxicas y que pueden ser peligrosas para la salud. Aunque no existen listas oficiales, lo más seguro es consumir las conocidas y que ya fueron probadas.
Otro tema a tener en cuenta es que las flores para ser comestibles no deben contener productos tóxicos o contaminantes para la salud, como herbicidas, pesticidas y algunos tipos de fertilizantes.