En Algunos días, el calor sube tanto que el cuerpo comienza a sudar, algo natural que también suele darse en lugares donde se reúne mucha gente o los sistemas de ventilación no son los adecuados. Entonces, la humedad del cuerpo se convierte en algo más que una molestia.
La cuestión es que expertos en el tema nos cuentan que la sudoración excesiva puede alterar la sensación de bienestar de una persona e incluso llegar a afectar la autoestima y seguridad de quien la padece.
Cuando el sudor es excesivo no es normal y ocurre independientemente del estado emocional o temperatura, explica la dermatóloga Claudia Aquino Pérez.
Las cosas por su nombre. La especialista indica que se trata de un padecimiento: hiperhidrosis, que consiste en la sudoración excesiva del cuerpo.
Es una enfermedad producida por una falla en el sistema nervioso simpático, lo cual provoca que se produzca más sudor del que el cuerpo necesita para regular su temperatura. Las zonas más afectadas por la hiperhidrosis son axilas, frente, manos y pies, principalmente.
La hiperhidrosis provoca problemas físicos y tiene consecuencias que van más allá, impacta negativamente en el aspecto emocional de los pacientes, que suelen sufrir secuelas en la autoestima.
Cierra la llave.
La ciencia trabaja y existe una alternativa eficaz para combatirla. El doctor Bernardo Goldzweig, especialista en medicina estética, dice que “uno de los tratamientos más efectivos y rápidos para combatir este problema es la aplicación de la toxina botulínica”. Se aplica, precisa, con una inyección en la axila o en el área a tratar.
En 20 minutos “se puede resolver un problema de toda la vida, la persona sale como si nada y puede hacer su vida normal. La inyección se aplica aproximadamente cada seis meses, dependiendo del grado de hiperhidrosis de cada quien”.
El experto indica que hay efectos secundarios, pero son temporales y se producen sólo en unos cuantos casos. Algunos de los más comunes son dolor en el lugar de la inyección y síntomas parecidos a la gripe, que al paso de los días deben desaparecer.
Más que agua.
“Sudar excesivamente además que es incómodo, es penoso para quien lo padece y hay que agregar que puede ser una gran limitante en diversas actividades cotidianas como convivir con personas, vestirnos con ciertos colores o prendas, participar en situaciones que nos exijan alto grado de esfuerzo, que incluyan una dosis de estrés o incluso dejar de asistir a lugares por miedo a la sudoración extrema. “Ya no es necesario padecer ni limitarse, hay una alternativa, es sencilla, rápida y no duele”, indica el médico.