Además, este esfuerzo beneficiará directamente a cientos de familias locales mediante empleos directos e indirectos. Puerto Rico se perfila como un destino clave para el turismo musical, demostrando que las tradiciones culturales pueden impulsar el desarrollo económico.
El mensaje de Benito Antonio a la industria musical es claro: el éxito global no está reñido con la retribución a las comunidades. Su estrategia combina emociones, nostalgia y orgullo por los valores familiares, un enfoque que pocos artistas han logrado aterrizar de manera tan efectiva. Su frase implícita, “el que no sirve para servir, no sirve para vivir” resuena profundamente en este contexto.
En países como Chile, se exige que el 30% de la música transmitida en medios sea nacional, promoviendo la cultura local. México podría implementar algo similar para rescatar la mexicanidad, dejando atrás el desdén a lo nacional, que muchas veces domina la actual industria.
Bad Bunny no solo aporta a la economía de Puerto Rico, sino que establece un modelo para otros artistas: triunfar globalmente y fortalecer las raíces locales no solo es posible, sino necesario.
Esta estrategia debería hacernos pensar, tanto a la industria como a los legisladores, en cómo la cultura puede reforzar nuestra identidad; porque, seamos honestos, sólo nos acordamos de ella cuando juega la Selección... Nos leemos la próxima, aquí donde quizá hablemos de ti.