En alerta, futuro de los conciertos en México ¿cuál es la razón detrás de esto?

La competencia por atraer audiencias a los conciertos en México está en su punto más alto, reflejando el crecimiento acelerado de la industria musical. Sin embargo, este auge también plantea un reto: la sobresaturación del mercado. Con una oferta que incluye desde festivales masivos y conciertos en palenques hasta eventos más íntimos, el riesgo de fragmentar al público es real. Tantas opciones podrían incrementar la demanda y desestabilizar la industria, y lo que hoy parece ser un gran negocio, podría convertirse en un dolor de cabeza.

Aunque la variedad de eventos es amplia, el apetito del público por experiencias en vivo parece insaciable. Un claro ejemplo de esta tendencia es la gira de Luis Miguel, con una impresionante cantidad de fechas en el país. Shakira regresará el próximo año y Katy Perry hará lo mismo. Aunque los boletos son costosos, el público mexicano está dispuesto a hacer sacrificios con tal de no perderse estos eventos. Este fenómeno está impulsado por el ‘FOMO’ (Fear of Missing Out), una presión social amplificada por las redes sociales, que fomenta la urgencia de asistir para no quedar fuera de lo que todos comentan.

(Imagen Ilustrativa, ChatGPT)

A pesar de los riesgos de saturación, la industria de los conciertos ha generado muchos empleos y apoyado a sectores como el turismo y el entretenimiento. Pero el negocio se concentra cada vez más en los artistas, que se llevan la mayor parte de las ganancias. Los grandes nombres no solo aseguran el éxito de los eventos, sino que sus honorarios se han convertido en uno de los mayores costos para los promotores, con cantidades millonarias que garantizan su presencia. Cifras superiores a los 15 millones de pesos por presentación son ya un común denominador en estrellas como Carín León.

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Tras la crisis sanitaria, el público ha valorado más su participación en eventos en vivo; sin embargo, con la nobleza que lo caracteriza, no exige nada a cambio, aunque esto comprometa su estabilidad económica. Si bien los altos precios de los boletos pueden superar varias mensualidades de automóvil y hasta dos rentas en un departamento de clase media baja.

Este gasto, aunque no impacta directamente a los promotores, podría derivar en morosidad en las compras a crédito, ya que México es el único lugar donde los boletos se venden a meses sin intereses. Si bien este sistema ha mantenido activa la industria, pone en su mira una posible crisis financiera que, siendo francos no parece muy lejana, ojalá y nos equivoquemos. Nos leemos la próxima, aquí donde quizá hablemos de ti.

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(Imagen Ilustrativa, ChatGPT)