El adiós de Javier Bátiz, el mago del blues y el rock mexicano

Falleció el máster Javier Bátiz (1944-2024), el Brujo de Tijuana, emisario del blues y el rock; en México no se entendería esa música para locos sin Bátiz, eslabón del rock mexicano.

Acto Primero. Ese lunes (23 de marzo de 2015) tomamos el camión muy temprano para llegar a la Cumbre Tajín. Se presentaban ese día en el escenario principal, entre otros, Carlos Santana, Javier Bátiz y El Tri de Alejandro Lora. Sabía que era imperdible ver a la triada Santana / Bátiz / Lora porque jamás volvería a suceder algo así. Y no me equivoqué.

Fue un día hermoso, como todas las Cumbre Tajín a las que pude asistir, pero esta tuvo un toque jipiteca muy especial y psicodélico, fue como retroceder a Woodstock o Avándaro por instantes.

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Una fotografía del fotoperiodista Fernando Aceves capturó el momento: Santana y Bátiz en camerinos, tomando a cuatro manos un estandarte de lo que parece ser la Virgen de Guadalupe. Se cerró en ese momento un capítulo fundamental en la historia del rock mexicano.

Acto Segundo. Javier Bátiz fue invitado al Vive Latino 2019. Toda una vida en el rócanrol: desde sus primeros guitarrazos con los TJ’s que fundó en 1957, hasta el 20 aniversario del festival capitalino.

“Todo llega a su tiempo. Tuvieron que pasar 20 años para que el Vive Latino se diera cuenta que mi música también tiene un lugar. Como empezaron jóvenes nunca buscaron hacia atrás. Yo tengo 62 años tocando y creo que ya me lo merecía”, señaló el músico en conferencia previa al Vive.

Ya el día del festival, Bátiz llegó al Foro Sol en una limusina como nunca nadie lo había hecho ni lo hará. Ese personaje de greñas afro se tomaba muy en serio cada aparición que tenía. Era un rockstar de tiempo completo y, además, embrujaba con su presencia.

Acto Tercero. El último concierto que dio el maestro Javier Bátiz fue el que ofreció este año en la terraza de la Cineteca Nacional (febrero de 2024).

Tuve la fortuna de escuchar sus últimos guitarrazos, junto a una horda de fans que atiborraron el lugar.

Esa noche quería pedirle una foto al Brujo (hace muchos años me tomé una con él en el Teatro Blanquita, previo a su concierto en ese entrañable lugar hoy en el limbo), pero no fue posible. El gran Brujo tenía que irse a descansar.

Que en paz descanse Javier Bátiz. Un referente absoluto de lo que llamamos rock mexicano. Ovación de pie y que su magia perdure.

ENCORE. Javier Bátiz era brujo y mago. Mucho de lo que decía rayaba en el límite de lo real y lo fantástico, como aquella amistad que aseguró tener con Jim Morrison en los años 60. Yo le creo todo al Brujo, y que el realismo mágico lo abrace allá en la luz eterna. Rock On!