Aunque el director Ridley Scott dejó muy claro que no le importan mucho las inexactitudes históricas (incluso le dijo a un historiador que "se buscara una vida" cuando criticó su película Napoleón), su nueva película Gladiador 2 tiene algunas diferencias interesantes con la realidad histórica que vale la pena conocer.
Para empezar, el famoso "Coliseo" ni siquiera se llamaba así en la época en que se desarrolla la película. Su nombre real era Anfiteatro Flavio, y no se le conocería como Coliseo hasta casi mil años después, alrededor del año 1000 d.C.
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(Foto: AP)
Las batallas con animales también tienen su toque de fantasía hollywoodense. Si bien es cierto que los romanos llevaban rinocerontes y babuinos al anfiteatro, estos no peleaban contra los gladiadores. Los verdaderos combates eran contra leones, panteras y elefantes. Y no, definitivamente nadie montaba rinocerontes como si fueran caballos de carreras.
Quizás la escena más exagerada es la batalla naval. Aunque los romanos sí realizaban estos espectáculos (llamados naumaquias), eran muy diferentes a lo que vemos en la película. El agua era poco profunda, los barcos tenían fondos planos y se movían lentamente - nada de persecuciones a toda velocidad. Y olvídate de los tiburones: nunca hubo depredadores marinos en estas exhibiciones, aunque algunos historiadores creen que podrían haber usado cocodrilos en otras cacerías.
Lo más sorprendente es que las verdaderas peleas de gladiadores eran mucho menos sangrientas de lo que Hollywood nos ha hecho creer. El 40% de los gladiadores eran personas libres que lo hacían por dinero, había árbitros que detenían las peleas, y se calcula que solo uno de cada diez combates terminaba en muerte. Era más parecido a la UFC moderna que a una batalla a muerte. Incluso tenían médicos prestigiosos para atender a los heridos - el famoso Galeno comenzó su carrera como médico de gladiadores.
A pesar de todas estas imprecisiones, el asesor histórico de la película, Alexander Mariotti, no está preocupado. Como le dijo a la BBC, la primera película de Gladiador tuvo un impacto tan grande que transformó el turismo en Roma: antes de su estreno, la entrada al Coliseo era gratuita, y al año siguiente las visitas se multiplicaron. A veces, parece que un poco de fantasía cinematográfica puede despertar un verdadero interés por la historia real.