HASTA LE REGALÓ UNA MANSIÓN
Entre lujos y polémica, así fue el romance entre Irma Serrano y el expresidente Gustavo Díaz Ordaz
Entre lujos y polémica, así fue el romance entre Irma Serrano y el expresidente Gustavo Díaz Ordaz (Foto: TikTok)
De una mirada y carácter fuerte, Irma Serrano “La Tigresa”, tuvo uno de los amores más polémicos en la historia de la farándula y la política mexicana, con el entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz.
El político que poblano y la actriz y cantante chiapaneca comenzaron su amor clandestino en la década de 1960, cuando se encontraban en la cúspide del poder. Período que fue empañado por la matanza estudiantil de 1968.
La relación, que duró cinco años, comenzó cuando Díaz Ordaz se encontraba casado por lo que la clandestinidad “pública” fue su sello de presentación.
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Irma Serrano, conocida como “La Tigresa” tras aparecer en una historieta del afamado escrito José G. Cruz, protagonizaba en las marquesinas la historia de “La Martina”, se mostraba orgullosa ante la prensa en su estatus de “la otra mujer” en la vida del presidente mexicano ya que ella consideró su noviazgo como una “relación paternal”.
Siendo presidente de México del 1 de diciembre de 1964 al 30 de noviembre de 1970, Gustavo Díaz Ordaz necesitaba guardar las apariencias en complicidad con su esposa Guadalupe Borja para no manchar su investidura, pero “la legítima” siempre conoció los detalles de la otra historia de amor, de las joyas, tierras y regalos extravagantes que su marido le daba a su amante.
En el libro “A calzón quitado”, Irma Serrano aceptó su relación con el político de esta manera: “sí, lo quise mucho; él me quería mucho, me consentía mucho, nunca me prohibió o me dijo ‘no hables de mí’”.
Si algo caracterizó a Díaz Ordaz en la relación fue lo generoso que era ya que entre los regalos que le ofreció a quien 30 años después fuera senadora de la República, en los años 90, estaba una cama que perteneció a la emperatriz Carlota, esposa de Maximiliano de Habsburgo, que hoy forma parte de la exhibición montada en el Castillo de Chapultepec.
En aquellos años, la pareja necesitaba guardar las apariencias del romance que es más que evidente, pero fue hasta que cinco años después, según Serrano, que la primera dama a través del secretario de Gobernación, Luis Echeverría, boicoteó los proyectos cinematográficos, discográficos y hasta las apariciones en televisión de su rival de amores.
Por lo que adolorida en su orgullo, Irma Serrano se puso su traje folclórico, con todo y mariachis, acudió a la Residencia Oficial de los Pinos para llevarle una serenata a la esposa del presidente por su cumpleaños.
Sin embargo, Gustavo Díaz Ordaz fue el que salió de la casa presidencial para encarar la sorpresiva serenata y terminar la relación con “La Tigresa”.
Al ver que el final del romance era definitivo, Irma Serrano le soltó una bofetada y, según cuentan los que vieron este bochornoso momento, los guardias del Estado Mayor Presidencial cortaron cartucho, pero el presidente dejó pasar la agresión.
Al parecer, el golpe en el rostro le provocó un desprendimiento de retina al mandatario, pero Irma Serrano, fiel a su estilo, salió de Los Pinos y de la vida de Díaz Ordaz para siempre.
Años después, cuando el ex presidente fue designado Embajador de México en España, ofreció una conferencia de prensa en la que se refirió a su relación con Irma Serrano como “tener una experiencia con una totonaca”.
Aunque éste no fue el único amor polémico de Irma Serrano, sí el más tóxico que protagonizó en sus 89 años de vida que culminó este 1 de marzo de 2023.