“Yo que fui tormenta”
La tragedia que nadie te contó detrás del éxito de José José; pensó en el suicidio
Pérdida de voz, diabetes, enfermedad de Lyme y cáncer, entre otros, fueron los padecimientos a los que se enfrentó
(Foto: Cortesía Twitter)
Contaminado de drogas y alcohol, José Rómulo Sosa reconoció haber perdido dos cosas en la vida que jamás pudo recuperar: tiempo, y con éste, haber tenido la oportunidad de disfrutar a su familia.
Y pese a que sus últimos 25 años los vivió sin tomar una copa, los daños que dejaron sus adicciones siguieron presentes: perdió la voz, aunque la recuperó poco a poco por un tratamiento que le permitió hablar mejor.
Además sufrió una parálisis facial en 2007 por el ataque de la bacteria Bell’s Palsy, que lo mantuvo alejado de los escenarios y, por años, luchó contra la enfermedad de Lyme, misma que llegó a paralizarle el lado izquierdo del cuerpo.
“Me cuesta trabajo hablar por la falta de aire en el pulmón y de la tráquea del lado izquierdo, pero mis cuerdas vocales están limpiecitas”, reveló a la agencia Notimex en 2009.
Ante la diabetes diagnosticada, el intérprete tenía que balancear los niveles de azúcar en su sangre con aplicaciones de insulina. Esta enfermedad también afectó su vista, por lo que debía usar lentes de alta graduación.
A las múltiples enfermedades que lo aquejaron, también se suma que Rómulo Sosa padeció depresión. Hace unos años confesó que intentó terminar con su vida.
“Cuando perdí la voz por primera vez, pensé en el suicidio. Hubo una vez en que me metí la pistola en el paladar y no funcionó. ¿Qué más señal pude haber pedido de que no era mi momento y de que algo más hermoso venía?”, dijo en entrevista al programa ‘Primer Impacto’.
Para la celebración de sus 50 años como artista en 2013, José José ofreció una serie de conciertos en el teatro Metropólitan de la Ciudad de México, para los cuales tuvo que prepararse mental y físicamente. Debió someterse a una ventilación de pulmones y desinflamar laringe, faringe y tracto digestivo.
En la década de los 80, el cantante consumió mucho alcohol y se inyectó cortisol para disminuir los niveles de estrés que le generaba su agenda de trabajo, por lo que médicos tuvieron que ponerle una prótesis, ya que esta sustancia mató los vasos sanguíneos de su fémur.
“Se me cayó una pierna, hubo que ponerme una prótesis”, explicó.
A finales de esa década, fue sometido a varias cirugías en las cuerdas vocales al estar dañadas por el consumo sin medida de bebidas embriagantes que iban desde el coñac hasta el thinner con refresco de toronja; desde ahí se mantuvo alejado de los excesos.
Su primera gran enfermedad fue en 1972, cuando padeció neumonía y su diafragma torácico sufrió una parálisis que casi deterioró por completo su voz, su carrera y su vida.
En su libro ‘Es mi vida’, el cantante confirmó abiertamente que no había día que no fumara un porro (cigarro de marihuana) con el que aliviaba sus males y entendía su realidad.