Memorias del Día de Muertos: Un Homenaje a mi Abuelo, el Rey Bohemio del Pueblo

Un día como hoy, Día de Muertos, pero de hace 35 años, murió mi abuelo (paterno). Músico y bohemio como pocos. Su serie de aventuras y desventuras aún se siguen contando en el pueblo. Fue el rey del barrio junto a sus hermanos con los que tuvo un trío de boleros de altos vuelos que lastimosamente no pasaron de las largas jornadas de fiesta, donde las canciones eran monedas de cambio para pachangas interminables llenas de alcohol y risotadas.

Recuerdo los funerales de mi abuelo como si hubieran sido ayer, a pesar de que era yo muy pequeño. En el patio de mi casa pusieron su cajón, llegaron muchísimas personas, sus amigos de toda la vida, el pueblo entero a despedirse de un ídolo. Carismático, gran cantante, ocurrente, buen músico, fanático del box y del trago, se fue a los 47 años, realmente muy joven para morir.

El 3 de noviembre, luego de velarlo, lo llevamos al panteón del pueblo de San Martín, en Azcapotzalco. Recuerdo esa caminata de mi casa al campo santo, con el féretro por los aires, siendo elevado por las manos de sus hijos, hermanos, amigos, como si ese esfuerzo de cargar a su difunto sirviera también para despedirse de él por última vez.

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Pese a toda la tristeza que se sentía en el ambiente, pese al luto que todo lo aplasta, sentí mucha paz cuando entramos al panteón. Y es que como la muerte de mi abuelo coincidió con el Día de Muertos, todo el panteón estaba lleno de flores. Fue como entrar a un hermoso jardín que estaba deseoso de recibirlo.

A mi prima Tania, también una morrita de 5-6 años de edad, se le ocurrió la grandiosa idea de robar flores de tumbas vecinas y dejarlas a nuestro abuelo. Así lo hicimos, tomamos flores de todos los colores de muertitos visitados un día antes por sus familiares y regresamos a lanzarlas al nuevo hogar de nuestro abuelo, donde cada año lo pasamos a visitar con mucho cariño. #InMemoriam Ángel Flores (1942 - 1989).

ENCORE. Así como en la película ‘Sexto sentido’ el niño ve muertos, yo escucho muertos. Sí, escucho a John Lennon, a Rock- drigo González, a Kurt Cobain, a Syd Barrett, a Joe Cocker, a Amy Winehouse y a muchísimos otros ídolos y heroínas que ya no están, pero que nos siguen acompañando.

Hace algunos años puse una ofrenda, la única que he puesto en mi vida, y estuvieron esos héroes musicales, así como una foto de mi abuelo Ángel, uno de los responsables de que uno esté en este ruedo de músicas y letras.

Un fuerte abrazo a todos nuestros difuntos, con la música de fondo del ‘Songs of a Lost World’, nuevo disco de The Cure, siniestro, espeso, con un sabor a despedida, como de último aliento en esta vida que lo mismo asfixia que nos acaricia.