De acuerdo con la representante del comité de vigilancia del condominio Máximino 77, Leticia Navarrete, la tranquilidad que vivieron durante seis años, terminará el próximo sábado, cuando comience el cierre de calles en la colonia Ciudad de los Deportes y los “viene-viene” se apropien de la vía pública con el regreso del futbol al estadio Azul.

Hace unos años, para evitar las molestias que generaban el escándalo de los partidos de futbol, Leticia Navarrete, solía salir de su casa y regresar hasta que terminara el evento deportivo. 

Sin embargo, cuando los partidos eran entre semana tenía que esperar a que finalizara el juego porque los policías, que resguardan la zona, le negaban el paso a su vehículo. 

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Para el estilista, José Cárdenas, el regreso de la afición representa una falta de respeto al espacio público porque muchos espectadores salen borrachos de los encuentros.

Según su testimonio, al finalizar los partidos las calles quedan tapizadas de vasos de cerveza, muchos de ellos llenos de orines que las personas que avientan.

Además, cuando los juegos son los sábados o entre semana, los “viene-viene” impiden que los clientes de su salón se estacionen afuera del establecimiento ubicado en la calle Indiana, cerca de la esquina con Maximino.
 
Durante esta temporada, piensa que la situación será peor porque el estadio también va a ser la sede del equipo América y Atlante.

PURO RUIDO

Aunque algunos colonos llevan muchos años viviendo cerca del estadio Ciudad de los Deportes y la Plaza de Toros, nunca se han acostumbrado al ruido que generan los espectáculos y los vendedores.

Jorge Carballo, quien vive entre las calles Wisconsin e Indiana, le es imposible dormir las madrugas previas a un partido de futbol porque los comerciantes hacen mucho ruido cuando comienzan a instalar sus negocios en la vía pública.

También le resulta molesto que las porras cierren las calles y que las dejen llenas de basura. 

El pasado 24 de noviembre, durante el concierto de Carin de León en la Plaza de Toros, Jorge Carballo recordó que vio a varios policías quitando placas a algunos asistentes que ocuparon tres carriles de la calle Maximino como estacionamiento.

Foto: (Especiales)

MÁS EDUCADOS 

Para Luis Ledezma, quien tiene un negocio de comida a un costado de la Plaza de Toros, entre las calles Carolina y Dakota, los aficionados a la tauromaquia son un público que no se compara con los seguidores al futbol.

Según su testimonio, cada que hay una corrida se genera una atmosfera similar a una feria por los músicos que tocan boleros.

Algunos de los aficionados, antes de entrar a la corrida, suelen ingresar al establecimiento para tomar una copa. 

Sin embargo, cuando es día de partido, el locatario impide el acceso a las porras  y cierra su establecimiento antes de que finalice el encuentro.

Foto: (Especiales)

PRISIONEROS EN NUESTRAS CASAS

Patricia Barrera, quien vive en la calle Holbein, frente del acceso 19 del Estadio Ciudad de los Deportes, además de las peleas que se generan al finalizar los partidos, el escándalo y la basura, le causa molestia no poder salir de su casa porque las autoridades cierran la circulación de las calles aledañas al recinto deportivo.

Debido a que las calles se vuelven estacionamiento, si quieren salir a pasear durante el domingo lo tienen que hacer por la mañana y regresar hasta que termine el partido.

Además, en muchas ocasiones, los policías les impiden el paso cuando regresan de hacer el súper y tienen que caminar por varias calles hasta que algún agente les permite pasar a la calle en donde está su casa.

Foto: (Especiales)