Las Copas del Mundo,
además de traer un gran torneo futbolístico, aportan a los países organizadores oportunidades de crecer en infraestructura, en la construcción de estadios, hoteles, aeropuertos, y para eso se necesitan trabajadores. Para ello y en busca de abaratar costos, se contratan migrantes, gente que viene de otros países con gran necesidad, y esto, en ocasiones, trae de la mano abusos a este sector de población.
El Centro de los Derechos del Migrante ve al Mundial de 2026, a desarrollarse en México, Estados Unidos y Canadá, como la
oportunidad perfecta para trabajar en contra de estos aspectos y que sea un ejemplo para las Copas del Mundo que vienen en 2030 en Portugal, España y Marruecos y, sobre todo, en Arabia Saudita, en 2034.
“Lo que nos llama a involucrarnos en las Copas del Mundo fue lo que sucedió en Qatar y Mundiales pasados, los abusos a migrantes que provocaron hasta muertes”, menciona Jimena de Haro, directora de Comunicación del centro, quien reitera: “
hay que asegurarnos de que los derechos humanos y laborales sean prioridad en FIFA para este Mundial y que para 2030 y 2034 sea replicable. Que la FIFA tenga responsabilidad de poner un piso mínimo sobre esto”.
Los migrantes deben aguantar muchos abusos, si es que quieren tener empleo en estos eventos: “Las condiciones de abuso en Qatar se replican con visas temporales. Estas visas atan al empleado, limita su movilidad. Hay cobro ilegal con cuotas de reclutamiento”, y es lo que buscan frenar a 18 meses del Mundial.