Las denuncias de acoso a parejas de futbolistas del Mallorca por parte de aficionados saudíes y las quejas de algunos jugadores y clubes porque la Supercopa se celebre a muchos kilómetros de España han reavivado el debate sobre la conveniencia de que esta competición mantenga o no su sede en el país del Golfo Pérsico.

El incidente difundido tras la semifinal contra el Real Madrid por las parejas de los futbolistas bermellones Dani Rodríguez y el eslovaco Dominik Greif, que hablaron de acoso, tocamientos, fotos de cerca y sensación de miedo por la conducta de hinchas árabes, abrieron un frente que no se había dado en las anteriores cuatro ediciones.

La Real Federación Española no ha hecho ningún pronunciamiento oficial, pero su presidente, Rafael Louzán, transmitió a la directiva del Mallorca que tomará medidas para evitar que vuelva a suceder este tipo de comportamientos.

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El régimen saudí paga 40 millones de euros a la Real Federación Española de Futbol por cada edición de la Supercopa.

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