Mi otra lucha
(Foto: Archivo, El Gráfico)
Cuando mi padre Santo, El Enmascarado de Plata, decidió planear su retiro de los cuadriláteros, ya tenía otros planes para continuar activo fuera del ring.
Su idea no era dejar de trabajar ni desaparecer de la esfera pública. Su reto fue buscar nuevos proyectos que lo mantuvieran activo y cerca de su público.
Así inició su faceta dentro del “escapismo” en compañía del mago Yeo. Con esto, mi padre me enseñó que su personaje puede trascender más allá de los encordados.
Ahora, siguiendo su ejemplo, y con el fin de ejercer mi carrera universitaria, me he dedicado más a escribir y a dar conferencias de motivación para diferentes empresas mexicanas y extranjeras.
Esta actividad también me apasiona porque cada charla me deja una enorme satisfacción, pues lo importante es mantener vivo a El Hijo del Santo y compartir mis experiencias de vida con todos aquellos que amablemente me escuchan en cada una de mis charlas.
Este 2019 he tenido mucha actividad en esta faceta y es muy probable que continúe por este camino, pues considero que mi historia la debo compartir con las nuevas generaciones de jóvenes emprendedores que buscan el éxito y su autorrealización.
En mis charlas intento ofrecer varios mensajes. Insisto en que en la vida debemos ser perseverantes, ya que es la única manera de alcanzar nuestros sueños y metas. Hago una analogía entre lo que es la lucha libre y la lucha en la vida.
Por ejemplo, la gente puede pensar que por ser hijo de El Santo lo tuve todo en charola de plata y no, la realidad es que me costó mucho llegar a 36 años de carrera profesional porque durante mucho tiempo las comparaciones fueron terribles para mí.
Yo nunca he pretendido llenar los zapatos de mi padre; al contrario, me he dedicado a llenar los míos y a escribir mi propia historia, todo esto con trabajo.
Mi compromiso es con ustedes. Y si es a través de pláticas o en El Gráfico, que me da la oportunidad de estar cerca del público, soy el más feliz y afortunado.
Nos leemos la próxima semana, para que hablemos sin máscaras.