Fue a inicios del año 2015 cuando tomé la decisión de volver a luchar después de la lesión que sufrí en la medula espinal. Así que me puse en contacto con José Gutiérrez Hernández, El Último Guerrero, querido y admirado compañero que tiene un funcional gimnasio en el cual yo podía entrenar y preparar mi regreso al ring para una nueva presentación en Londres.
Empecé mis entrenamientos en compañía de mi hijo, que en ese entonces había elegido el nombre de Tempestad y juntos íbamos al gimnasio del Último Guerrero, en donde entrenaba un grupo de jóvenes alumnos de José.
Con el paso de los días me fui familiarizando con ellos. Todos me caían muy bien, eran amables y respetuosos con nosotros, pero había uno que era muy dicharachero y siempre me preguntaba cosas relacionadas con la lucha libre, sobre mis rivalidades con el Último Guerrero y Rey Bucanero, con Negro Casas y Blue Panther. También quería saber cosas sobre mi padre, El Santo.
Siempre existe un joven en la escuela, en el trabajo o como en este caso, en el gimnasio, que sobresale de los demás, y yo veía en él a un luchador con mucho futuro, pues no sólo tenía personalidad y sabía hacer llaves a ras de lona, sino que era sumamente ágil, espectacular, disciplinado y serio arriba del ring, tal y como se los exigía su maestro José Gutiérrez.
Yo llegaba siempre puntual al gimnasio y poco a poco empecé a entrenar al ritmo de estas jóvenes promesas y recuperé la confianza para no lastimarme. El doctor Mario García Orozco me había recomendado practicar con mi equipo de lucha y mis zapatillas para sentir aún mayor seguridad.
Nuestra empresa Todo Por El Todo planeaba una serie de presentaciones en el Reino Unido y ya teníamos listo a todo nuestro elenco para el mes de junio; sin embargo, siempre surgen inconvenientes y uno de los luchadores que se habían comprometido a ir a la gira nos canceló de última hora ya que según él, el CMLL le prohibió acompañarnos.
¿Se imaginan el enorme problema que significa cambiar un cartel, boletos de avión, cartas de permisos, visas, etcétera?
Siempre he dicho que las oportunidades que algunos cobardes dejan pasar, las aprovechan los valientes. Cuando recibí esta noticia me le quedé mirando a este jovencito, quien entonces luchaba como Magnífico II, así que sin pensarlo dos veces le pregunté al Último Guerrero si me permitía invitarlo a la gira de Londres.
Me respondió que sí. Acto seguido, le pedimos que se pusiera su equipo para tomarle unas fotografías y mandarlas a nuestro promotor en Londres. En menos de cinco minutos Magnífico II ya estaba cambiado y listo para las fotos. Pero lo más gratificante y emotivo fue cuando le preguntamos que si quería ir a Europa a nuestras funciones de Todo Por El Todo.
Su cara de niño se transformó y una enorme sonrisa inundó su máscara, volteó a ver si su profesor lo autorizaba y cuando el Último Guerrero asintió con la cabeza, este jovencito se puso feliz.
Fue así que mi mánager lo bautizó y lo debutó en Londres con el nombre de Cielito, pues el público de allá no lo conocía y lo podría identificar mejor al cantar a su salida hacia el ring la canción del Cielito lindo.
Hoy, este jovencito, quien empezó de cero, ahora es toda una realidad. Actualmente es conocido como El Bandido. Fue el primer campeón Welter de Lucha Libre Elite , también logró derrotar al experimentado Ángel Blanco Jr. al arrebatarle el Campeonato Mundial Welter WWA.
Ha realizado diferentes giras a Inglaterra, Japón y USA con enorme éxito, pero lo mejor de él, sin duda alguna, es que es un muchacho honesto, disciplinado, noble y agradecido. ¡Tiene todo para llegar muy alto y alcanzar el cielo!
Nos leemos la próxima semana para que hablemos sin máscaras.