Helena Danae te espera en la Expo Sexo
(Foto: Archivo, El Gráfico)
Hola, mis amores, muy feliz miércoles, espero que la estén pasando de maravilla y tengan todo lo que desean, ya saben que si no es así, yo les mando toda mi bonita vibra, pero está en sus manos trabajar para lograrlo.
Estoy feliz porque ya viene la Expo Sexo y Erotismo, ya saben que ahí podemos tomarnos fotos y convivir, así que los espero a todos.
Bueno, recordando expos pasadas, me tocó una muy loca hace algún tiempo, y hoy se las voy a contar: Salimos de la expo para irnos a nuestro hotel, pero ya con algunos tragos, por lo que decidimos irnos a un bar, ahí estuvimos bailando y besándonos, típicos besos de tres, entre gritos y desmadre.
Llegó la hora de irnos y designamos a un amigo como conductor, porque no había tomado nada, así entonces nos fuimos todos juntos en un mismo coche. Yo iba en el asiento del copiloto, sentada en las piernas de otro amigo, atrás viajaban dos chicas, un chico y mi novio, todos apretaditos.
Entre canción y canción, mi novio me dijo que nuestro amigo que iba manejando se estaba durmiendo, yo lo vi demasiado despierto, pero entendí la indirecta, así que le dije que le iba a ayudar a que se mantuviera firme, claro me refería a despierto.
Él cambió la música y comenzamos a bailar así en el coche, yo me le restregaba y él con sus manos movía mi cadera, empecé a masajearle el paquete, y así estuvimos por un buen rato, hasta que en un semáforo mi amigo, de plano, se lo sacó, así podía manejar más fácil y yo acariciárselo mejor.
Mientras llenaba de saliva mi mano para que resbalara súper bien sobre su pieza, miré por el retrovisor, y mi novio también se estaba dando amor en la parte trasera del auto, su mano estaba dentro de la blusa de una de las mujeres y otra estaba masajeándolo como yo con mi amigo.
El camino se me hizo largo, no sé si se perdió o a propósito quiso seguir dando vueltas para que todo aquello siguiera fluyendo. Y quién no iba a querer continuar, todas las manos estaban ocupadas, algunas en el volante, otras en palancas, se escuchaban gemidos bajitos, jadeos de hombre y mujer.
Llegando al hotel, fue como si creyéramos que todo iba a acabar, pero no, yo me puse en cuatro sobre mi amigo, ese sobre el que iba sentada en el asiento del copiloto, luego me bajé la blusa y mis lolas colgaban, empecé a agarrar más su miembro, él reclinó todo lo que pudo el asiento hacia atrás.
Cuando miramos alrededor a ver si había alguien más en el estacionamiento, vimos solo un guardia dormido. Las dos mujeres que estaban en el asiento de atrás, parecían coordinadas, hicieron a un lado sus tangas y se subieron en los dos muchachos, yo solo vi la cara de mi novio, y le sonreí de manera pícara.
El copiloto decidió bajarse del coche y así como yo estaba comenzó a darme, de perrito, mientras yo masajeaba el paquete del conductor, seguimos por un rato, había saliva, fluidos y muchos empaques de condones en el suelo del coche, el cual por cierto se movía de un lado a otro, brincaba y a veces no se podía hallar el ritmo, en unos asientos había sentones y en otros empujones.
El estacionamiento era subterráneo, así que pudimos ver unas luces que se aproximaban, entonces todos los penes salieron de las vaginas y todas las vaginas se cubrieron rápidamente. Me acomodé en el sillón y mi amigo del copiloto se quedó afuera, recargado en el marco del auto, llegaron más huéspedes, era un hotel kinky así que no corríamos riesgos de encontrarnos con familias, por que solo saludamos de manera cordial y cuando se alejaron en el elevador, no pudimos más que reír, la diversión de nuestra orgía continuó en la habitación del hotel, pero eso ya se los platicaré, con lujo de detalles, en otra columna.
Nos vemos ese fin de semana en la Expo Sexo y Erotismo, pasan a saludarme y a tomarse muchas fotos conmigo. Los quiero mucho, nos leemos la próxima semana y les contaré si salió una nueva anécdota, llena de más orgias y nuevos amigos y amigas.
¡Nos leemos el miércoles!