Humedece sus sueños
(Foto: Archivo, El Gráfico)
Hola, mis amores, espero que tengan un miércoles de maravilla. Yo amanecí feliz porque puedo contarles un nuevo sueño. Hace algunos días, estuve súper enferma, porque tuve una cena romántica el 14 de febrero, pero fue demasiado picante para mí, no como hubiera querido porque sí me puse súper enferma y estuve así por varios días, al grado de creer alucinar. Me dedique a ver series en Netflix, tirada en la cama. No hubo otra acción, más que mi novio me pusiera su mano en el estómago para poder sentir su calor y aliviar un poco el dolor.
Entre las series que vi, estaba “Run coyote, run”, con un gringo medio loco. Cayó la noche y me quedé completamente dormida, no podía más, después de días en los que cerraba los ojos, pero por el dolor no lograba descansar. Y por fin alcancé un sueño profundo.
Comencé a soñar, estaba en la playa, un hotel lindo en donde las olas se escuchaban, mientras yo estaba en la alberca. Había comida, mucha comida. Supongo que mi estómago, después de sólo comer caldito de pollo, ya anhelaba algo más pesado. En ese lugar había hot dogs, hamburguesas, pan, muchas piezas de pan, había carne asada y salsas. Sentía los masajes del chorro de la alberca en mi espalda, justo donde me dolía.
Salía de la alberca y tenía calor, caminaba hacia la playa y me sentaba en la orilla, veía las olas y sentía cómo tocaban la punta de mis pies; en eso, un hombre se sentó detrás de mí, abrió sus piernas y yo quedé justo en el centro de ellas, giré levemente para verlo y era él, el gringo de la serie de Netflix, era como si fuéramos pareja de hace mucho.
Sentía su cabello largo y rubio en mi cuello, yo traía un chongo mal peinado, sentía las puntas de su pelo rozar mi piel, entonces él comenzó a pasear sus dedos por mi cuello, por el borde de mi traje de baño anudado; bajó por mi espalda, sumió sus dedos entre mis nalgas y ahí los dejó, al mismo tiempo su nariz rondaba mi cuello y me decía: “Hueles a ti, a tu perfume y la mezcla perfecta con la sal del mar”. Eso me ponía la piel chinita, mis pezones, a pesar del enorme calor, se ponían duros, y yo sólo seguía con mis manos sobre mis rodillas.
Sus manos comenzaban a esculcar en mi bikini, por arriba y por abajo, yo sólo pude echar mi cabeza hacia atrás y dejarme querer, era magnífico con los dedos, abrí mis piernas para que tuviera fácil acceso y así empezó a metérmelos, yo mordía mis labios para no gritar y seguía sintiendo el agua de las olas subiendo por mis piernas; mientras más me excitaba él, más fuerza y rapidez tomaba, hasta que no pude evitarlo y logré terminar. En ese preciso instante, las olas llegaron a mis nalgas y mi jugo se mezcló con el agua del mar. Yo abría mis ojos y él tomaba mi cabeza para girarla y besarme, besarme tan fuerte y profundo que lograba hacer que ese orgasmo perdurara por más tiempo de lo normal.
Entonces, sentí un movimiento brusco y era como si el mar me hubiera jalado, abrí los ojos desesperada y era mi perra moviéndome para que la llevara al patio, me despertó de ese sueño húmedo y delicioso.
Dicen que en los sueños todo se siente amplificado, placer, dolor, emoción. Así que mi placer estaba al máximo.
¿Cuéntenme con quién tienen ustedes sueños húmedos? Quiero aprovechar para mandarles saludos súper especiales y llenos de amor a mis amigos en Twitter @ForumSexxx, al buen Chucho @jesussa13816863, que por supuesto nos vemos en Expo Sexo y a @Luchoboy_69. Gracias por todos, los adoro.