Asegurado en el puerto fronterizo El Chaparral, junto con otros migrantes, Nemorio lograba escuchar las noticias desde un televisor colocado en las oficinas federales de Migración. Allí, la presidenta Claudia Sheinbaum presentaba el programa para deportados en el que prometía una serie de apoyos para migrantes que, como él, habían sido expulsados de Estados Unidos.

Sin embargo, ni Nemorio ni otros recibieron la tarjeta atención médica y tampoco estancia.

El 25 de enero pasado, en Tijuana, activaron el Centro de Atención para Migrantes, conocido como Albergue Flamingos, uno de los ocho refugios habilitados por el gobierno federal a lo largo de la frontera norte.

Lee también:

Según el gobierno de Baja California, desde entonces han atendido a poco más de 600 deportados, a quienes ofrecen alimentos, atención médica y sicológica, Seguro Social temporal, acceso a la bolsa de empleo y una tarjeta de Bienestar Paisano.

Aunque esa es la versión oficial, testimonios de personas deportadas contrastan esa realidad porque aunque llegaron al centro de atención federal tuvieron que refugiarse en albergues operados por organizaciones civiles. Sus relatos cuentan cómo algunos apoyos fueron condicionados e incluso inexistentes.

Lo batearon

Eran las 11 de la noche del 31 de enero cuando Nemorio fue expulsado de las instalaciones del Instituto Nacional de Migración (INM) en Tijuana. Antes de retirarse, preguntó por la tarjeta de Bienestar, la cual otorga un apoyo de unos 2 mil pesos; quería comprar comida, comunicarse con su familia y pagar traslados para trámites.

“Usted no califica”, recuerda que le dijeron, y al preguntar por qué, la respuesta le desencajó aún más el rostro: “Es que usted salió en la noche, nada más es para los que salen en la mañana”. Nemorio, simplemente no entendía.

“¿Todo lo que dijeron son mentiras? Mi familia preocupada porque no saben dónde estoy, escuchan las noticias y todo lo que dicen de los apoyos creen que es verdad, pero se siente como si no nos quisieran aquí tampoco”. A Nemorio no sólo le negaron el apoyo económico que prometió el gobierno federal. Padece diabetes y presión alta; a los pocos días de llegar a Tijuana el poco medicamento que tenía se le terminó. Angustiado, preguntó por el Seguro Social temporal prometido, pero tampoco tuvo acceso; aunque después lo atendieron, él tuvo que ir a otra clínica por los medicamentos.

Otra falla

Sin dinero de la tarjeta Bienestar ni atención médica, buscó trabajo en la bolsa que ofrecían en el centro. Pidió información y le preguntaron su lugar de nacimiento, al responder que era de Guerrero, le ofrecieron trabajo en aquel lugar, pero si salía del albergue, ya no podía regresar.

Nemorio se fue

Primero regresó a las instalaciones de Migración para saber si podría resolver su apoyo económico, pero no tuvo suerte, y sólo le dieron un traslado al albergue Desayunador del Padre Chava, donde pasó un par de noches y luego se fue al refugio Ejército de Salvación.

Así como Nemorio, David, originario de Michoacán, deportado de Texas; Nicolás, nacido en Guerrero, deportado de California, y José, su esposa y dos hijos, de Chiapas y también deportados de California, pasaron por las instalaciones del Centro de Atención federal, pero terminaron por refugiarse en albergues como La Casa del Migrante y el Instituto Madre Asunta.

Según declaraciones a la prensa, el Albergue Flamingos luce vacío, pero la justificación es que la mayoría se van por decisión propia.

33 migrantes están en el refugio Flamingos, cuando su capacidad es para atender a 2 mil 600 personas.

Google News

TEMAS RELACIONADOS

Comentarios