Teuchitlán.- El sol cae a plomo en el y mientras en el interior miembros del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco observan los trabajos de las autoridades federales, María Luisa Rodríguez permanece afuera, con una playera blanca que lleva la foto de su hijo, Elías Sánchez, desaparecido en 2014; busca que alguna autoridad le permita entrar al predio a mirar.

Hace unos días, vio la imagen de una prenda que piensa puede ser de Elías, y quiere confirmarlo, aunque ha buscado en el sitio de internet donde la Fiscalía de Jalisco publicó lo que ha localizado en el rancho. por autoridades para obtener datos, pero nadie respondió; ahora espera con la paciencia que ha forjado en casi 11 años de búsqueda.

Al igual que María Luisa, 10 madres buscadoras de Colima han identificado prendas que creen pueden ser de sus hijos. Llegaron ayer a Teuchitlán para participar en la jornada de oración y consuelo convocada por la parroquia local.

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“Si llegase a ser mi hijo jamás lo vamos a saber porque las cenizas, cómo los dejaron a todos, no se puede sacar la genética para saber a qué familia corresponde. Entonces, así se va a quedar, en indicios y sospechas. Pero al ver la ropa, te llega un temblor. Mi corazón de madre me dice que sí, pero yo me quiero asegurar, pero jamás voy a saber y seguiré buscando. Si no lo encuentro, tal vez me haga a la idea de que está ahí y ya sé a dónde venir a traerle una vela de vez en cuando”, dice María Candelaria Huerta, quien reconoció una camisa y un pantalón que cree son de su hijo, Josué Arón, desaparecido en Villa de Álvarez, en 2018.

RESIGNIFICAR EL LUGAR. Por su parte, el párroco Jaime Gustavo Navel Mora afirma que Teuchitlán no es el terror del Rancho Izaguirre, porque la mayoría de su gente es buena, de trabajo y de fe. Adentro de la iglesia, el obispo pide por justicia para las víctimas, y llama a resignificar Teuchitlán para que no sea recordado por la muerte, sino por la vida y la fe.

Al concluir la ceremonia, el párroco anunció que la procesión hacia el rancho se había cancelado, “para no entorpecer el trabajo de las autoridades”.

Sin embargo, parte del colectivo Guerreros Buscadores decidió ir por su cuenta, como María Luisa, que viene desde San Juanito Escobedo y piensa que puede encontrar alguna respuesta en el rancho, pero al llegar un policía municipal la ataja y le dice que no puede entrar sin autorización. “¿De quién?”, pregunta ella, y la respuesta la clava como estaca a la tierra: “De la Fiscalía”.

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