¿Cómo hablar con Dios? Sigue estos 5 sencillos pasos para que te escuche

Para los creyentes, la oración es el canal privilegiado de comunicación, adoración y petición a Dios, el medio más eficaz para profundizar la relación con Él y obtener sus gracias y bendiciones.

En pasajes bíblicos como Filipenses 4:6: "No andéis afanosos por cosa alguna, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios por medio de la oración y la súplica con acción de gracias" se fortalece la noción de que la oración es un medio de comunicación directa con Dios, a través del cual el creyente puede expresar sus pensamientos, sentimientos, peticiones y acciones de gracias.

Cuando hablamos de que es un acto de adoración y alabanza a Dios, en el que se manifiesta la dependencia del creyente hacia Él, se fundamenta en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2564) donde se afirma que “la oración cristiana es una relación de Alianza entre Dios y el hombre en Cristo. Es acción de Dios y del hombre.

Lee también: Santoral de este 8 de junio: San Quiliano de Herbipol, obispo y mártir

Por esto es que los católicos creen que pueden obtener gracias y bendiciones de Dios, así como fortalecer su fe y relación con Él a través de la oración. Jesús mismo exhortó a orar en Mateo 7:7: "Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá".

(Foto: Pixabay)

ÁGAPE

El diálogo entre Dios y tú tiene que ser por amor y con amor, no exclusivamente para esperar algo a cambio, un milagro, una sanción, una ayuda. Por esto, los catequistas proponen hacer de tus momentos de oración un ÁGAPE.

Según el semanario “Desde la fe” esto significa que, por una parte, tu diálogo con el Señor sea por amor y con amor, no por pura conveniencia, no para ver qué le sacas. Y, por otra parte, que en tu oración haya siempre presente los siguientes elementos del acróstico de la palabra ‘ÁGAPE’, que en griego se refiere al amor perfecto del que ama dándolo todo sin esperar nada a cambio.

A: Alabanza

Alaba a Dios por lo que es. Por su grandeza, por su belleza, por su bondad. Piensa en las maravillas de la creación y pregúntate, ¿por cuál de todas quiero alabarlo hoy?

Alabar a Dios te hace salir de ti mismo, dejar de enfocar tus miserias y problemas, y percatarte de todo lo bueno que Dios ha puesto a tu alrededor.

G: Gratitud

Al orar, dale gracias a Dios por lo que hace específicamente en tu vida.

Repasa tu día y ve agradeciéndole cada cosa que puedas recordar: no sólo lo bueno, sino también lo aparentemente malo, porque Él lo permitió para algo: tal vez para hacerte crecer en humildad, paciencia o comprensión.

(Foto: Unsplash)

A: Arrepentimiento

Pídele perdón a Dios por todo aquello que hayas pensado, dicho, obrado o dejado de hacer, que no haya sido conforme a su voluntad y misericordia; por todo aquello que no fue inspirado por su amor, sino por tu egoísmo, ira, resentimiento, injusticia, intolerancia.

P: Platícale (pídele, pregúntale, prométele)

Cuéntale tus cosas como se las cuentas a la persona con la que más a gusto platicas. Él te escucha siempre, no te juzga, no te condena, así que ábrele tu corazón.

E: Escúchalo

La verdadera oración tiene que implicar necesariamente el diálogo, es decir, no sólo hablar, sino también escuchar.

Dios nos habla a través de Su Palabra, a través de las personas que te rodean, a través de acontecimientos que te suceden. Nuestra tarea es saber escucharlo, prestar atención a sus mensajes.

La oración como diálogo te enseña a aprender a reconocer la voz de Dios en tu vida, en las maneras peculiares en las que te habla especialmente a ti.

(Foto: Unsplash)