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“Como no había lugar en la avenida, me metí a una calle; se bajó el señor y ella se quedó conmigo. Aproveché para ver mis mensajes en el celular, en eso sentí una pinche pistola en la cabeza: ‘Ya valió madres, cabrón’. Al escuchar eso, la pasajera soltó en llanto.
Entonces se subió otro chavo atrás: ‘Ya cállese, pinche vieja’, pero no se controlaba, así que le pegó y la bajó,
“Me dejaron en el Gran Canal. Me quitaron el celular, cuenta y coche, además de la camisa, tenis y calcetines.
“Se subieron al taxi y se fueron. Caminé, pero no me hacían caso. Hasta que un compañero me subió a su coche, desde su celular reportamos el robo, pero me pidieron levantar un acta.
“Fui a la casa por ropa y papeles. Inició la pesadilla que es reportar las placas, el coche y estar horas en la policía. El coche no lo recuperé y ahora sólo rento las placas, porque quedé traumado”.