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“No he encontrado discriminación de parte de los compañeros por el hecho de ser mujer”, afirma.
Sin embargo, reconoce los desafíos que enfrenta como una de las pocas mujeres en un entorno dominado por hombres. “Considero que para ellos es raro ver a mujeres en obra. Si eres amable, a veces, ellos consideran que ya estás coqueteando o que tienes alguna otra intención; en este aspecto, lo único que he encontrado es acoso sexual, por así decirlo”.
Actualmente, es jefa del frente en la construcción de un puente en doble voladizo, pero María no se conforma con el presente.
“Planeo estudiar alguna especialidad en costos y presupuestos de obra y, posteriormente, me gustaría estudiar una maestría en construcción o estructuras para dedicarme a la docencia en algún futuro”, dice entusiasta.
Para María, la construcción va más allá de erigir edificios y estructuras; es una escuela de vida. “Mi mayor satisfacción en este oficio es que nunca dejas de aprender, aprendes de todo, de los compañeros ingenieros. hasta de los fierreros, soldadores, etc.”
Así, cada día, forja su camino en el mundo de la construcción.