Eric tiene 18 años, pero su vida ha estado marcada por abandono, violencia y adicciones desde muy pequeño. A través de su podcast Penitencia, Saskia Niño de Rivera pone en el radar esta triste historia. 

Creció en un entorno familiar disfuncional donde su padre fue encarcelado y abusó de su hermana, un evento traumático que llevó a Eric a confrontarlo con un machete antes de huir del hogar junto con su hermana y hermano. 

A pesar de denunciarlo, las autoridades no tomaron acción, lo que consolidó en Eric un sentimiento de desamparo desde temprana edad.

Tras dejar la casa paterna, Eric y sus hermanos vivieron con su tía y luego con su madrastra, enfrentando constante maltrato físico y emocional. “Me acuerdo cuando me golpearon con un lavamanos y quedé inconsciente”, recuerda con Saskia.

Lee también: Pelea entre mujeres termina con una morrita de 17 años muerta y varios heridos, en Edomex

Finalmente, ingresaron al sistema del DIF, donde Eric pasó por episodios de tristeza, soledad y rebeldía. Intentó escapar varias veces, pero también encontró en los psicólogos del DIF un apoyo significativo. “Me sentí bien feliz porque había una persona que le importaba”, dice sobre esa experiencia. 

Durante este tiempo, completó la primaria y secundaria, pero a los 13 años decidió huir, iniciando un viaje en bicicleta de 92 días para buscar a su hermano.

La adolescencia de Eric estuvo marcada por motines, fugas y encuentros con el crimen. Participó en un motín en un DIF donde, junto con otros chicos, amarraron a un guardia que los maltrataba y lograron escapar. 

Más tarde, estuvo en un tutelar en Tabasco, donde nuevamente organizó una fuga. Su vida en las calles lo llevó a unirse a bandas, robar en tiendas y vender marihuana para sobrevivir. Sin embargo, los beneficios económicos siempre terminaban en manos de los líderes de la banda, dejando a Eric sin salida y atrapado en un círculo de violencia y criminalidad.

A los 14 años, Eric conoció a su madre, un momento que describe con tristeza. “Yo la perdono porque no fue su culpa”, reflexiona, aunque admite que en ese momento no sabía cómo necesitarla. 

Su madre eventualmente obtuvo la tutela de Eric, pero la relación era complicada debido a problemas con su padrastro, quien lo maltrataba. Después de ser expulsado de casa, Eric comenzó a trabajar como ‘halcón’ y se involucró en actividades delictivas en Sinaloa y Puerto Morelos. Aunque tuvo breves intentos de enderezar su vida, las adicciones al cristal y la piedra, iniciadas a los 14 años, lo mantenían atrapado.

A pesar de todo, Eric sueña con una vida diferente, buscando un propósito más allá del caos que ha conocido. Su fe en “la flaquita” (Santa Muerte) le da esperanza, aunque aún enfrenta los fantasmas de su pasado. “Aunque sea por ese gordo”, dice, refiriéndose a un ser querido que le motiva a intentar cambiar.

La vida de Eric es un testimonio de las heridas profundas que dejan el abandono, la violencia y las adicciones, pero también de su deseo de romper ese ciclo, aunque el camino hacia la redención sea largo y difícil.

Google News