Ella es la karateca que busca ayuda en semáforos para representar a México en el extranjero

CIUDAD DE MÉXICO.- Alondra Méndez, campeona de karate reconocida como la número uno de este año en el ranking nacional de la Conade, es otra víctima de la falta de apoyo económico de parte de la institución hacia los atletas de alto rendimiento.

Aunque el mes pasado Alondra bañó de oro a su gremio en los juegos nacionales del organismo, en Villahermosa, Tabasco, pide dinero en el semáforo del cruce de las avenidas Hidalgo y Reforma para cumplir su sueño de representar a México en el Campeonato Panamericano de Karate Juvenil del 20 al 27 de agosto en Chile.

“Me da mucha tristeza porque si a las nadadoras olímpicas no las ayudan, ¿qué me espera a mí? Quiero cumplir mi sueño en el deporte y no me da vergüenza pedir dinero en la calle. La que debería avergonzarse es la persona que no nos da los apoyos porque ella también fue deportista y sabe lo que se siente no poder cumplir tus sueños”, dice la atleta.

(Foto: Carlos Mejía, El Gráfico)

Es mediodía y la peleadora de 18 años camina bajo los rayos del sol, toreando el avance de motos, bicicletas y del Metrobús, a su paso botea entre coches cuyos conductores le entregan propinas desde cinco hasta 15 pesos que Alondra considera útiles, pero no son ni el 1% de la cifra de su meta.

“Soy Alondra y mi sueño es ir al Campeonato Panamericano, ¿me apoyas?”, se lee en una cartulina que decoró con fotos e información de sus redes, con la esperanza de que algún transeúnte encuentre en Facebook o Instagram los videos de cuando consiguió el oro en sus combates y le patrocine el sueño.

 Alondra se mantiene en el primer lugar del ranking de su categoría en el país e invicta en el torneo nacional para calificar al Campeonato Panamericano de Santiago de Chile; “me pidieron casi 40 mil pesos para ir a Chile y yo no tengo apoyo del gobierno, ni de la Conade, algo tengo que hacer y ya casi llevo la mitad.

El papá de Alondra se quedó sin trabajo después de la pandemia y actualmente es repartidor de aplicación. Su mamá trabaja en un restaurante del Centro Histórico y en su tiempo libre vende quesadillas con Alondra para invertir en la preparación física y viajes de la karateca.

Alondra asegura que “no me voy a rendir, voy a llegar a los Juegos Olímpicos”, promete. 

“Me pone triste. Yo no debería estar aquí, debería estar entrenando, pero no hay más que darle para adelante”.