TÍA Y ABUELA LA CUIDAN
Mía cumplió cinco años, pero parece de uno por problemas de salud y un retraso mental
Mía cumplió cinco años, pero parece de uno por problemas de salud y un retraso mental (Foto: Especial)
Este mes, Mía Solano cumplió cinco años con ocho meses de vida, pero a causa del retraso mental y el trastorno congénito que impide el desarrollo de su organismo, su pequeño cuerpo aparenta y requiere el manejo que se le daría a un bebé de 12 meses.
Además de estas condiciones, ‘La Chiquita’, como le llaman su abuela María Rosario y su tía Enedina, padece síndrome de labio y paladar hendido, por lo que su garganta tampoco se desarrolló plenamente y sufre de una tos que desde el primer día de su existencia no ha cesado.
“No dejes de respirar, Mía, para que puedas vivir y juegues”, le dice su tía Enedina, mientras la sostiene de forma vertical o inclinada, moviendo su cabeza de un lado a otro, hasta que la niña deja de emitir un jadeo, producto de la labor titánica que hace para respirar, y le demanda toda la energía de sus pulmones.
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Aunque Enedina califica la existencia de su sobrina como la prueba más grande que la vida le puso a su familia, sonríe mientras describe que, ante la falta de atención médica, consecuencia de las pocas opciones de salud pública especializada que hay en su municipio, ella y María Rosario soban las manos y pies de la niña con aceite de almendras “para que aflojen de la enfermedad”.
Fue el 6 de junio de 2017 cuando Mía llegó a este mundo, su mamá por falta de oportunidades tuvo que irse a trabajar de jornalera a Chihuahua.
“Queremos una vida mejor para Mía; no podrá correr o jugar con las muñecas como su prima, pero que duerma, que deje de toser, que respire el aire como nosotros y que pueda levantar sus manitas cuando se ríe, es una vida mejor”, expresa Enedina