¿Y EL ARMA?

Mujer asesinó a sus hijas y después se perforó la cabeza en Iztapalapa

Hace 50 años, al lado de un revólver, que desapareció del lugar de los hechos, fueron encontrados los cuerpos de Irma y de dos niñas desangrando sobre una cama

 

Mujer asesinó a sus hijas y después se perforó la cabeza en Iztapalapa

Mujer asesinó a sus hijas y después se perforó la cabeza en Iztapalapa (Foto: El Gráfico)

Historias 23/12/2023 13:25 Eloy Linares Actualizada 17:06
 

La desaparición del revólver que Irma Flores utilizó para asesinar a sus hijas y quitarse la vida, así como la ausencia de un motivo, hicieron del crimen, que ocurrió en la alcaldía Iztapalapa, un misterio.

El 14 de diciembre de 1973, El Universal Gráfico informó que el cadáver de una mujer fue encontrado, al lado de sus hijas -una sin vida y la otra agonizando- en la vivienda 204 de la Calle 10 de la Primera Cerrada, de la colonia Granjas San Antonio.

Durante la madrugada, el sonido de unos disparos alertó a los vecinos y a la policía que realizaba un rondín por la zona.

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Al poco tiempo, José Hernández, cuñado de Irma, llegó a la casa en donde vivían sus sobrinas, porque la mujer le marcó para avisarle que iba a quitarse la vida.

Tras notar que Citlali, de 5 años, aún respiraba, la llevó al Hospital 20 de Noviembre, donde los médicos reportaron su fallecimiento.

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(Foto: El Gráfico)

En el lugar de los hechos, la policía encontró a Laura, de 8 años, cubierta por las sábanas y desangrando sobre una almohada.

Al lado del cuerpo de la niña estaba el cadáver de Irma, quien tenía un balazo en la sien derecha e hilos de sangre en el rostro.

De acuerdo con las primeras hipótesis, la mujer disparó en contra de sus hijas cuando estaban durmiendo.

Sobre la cama, estaba un revólver Smith and Wesson, calibre 38 especial, que desapareció mientras el personal del Ministerio Público levantaba los cadáveres.

Además, en el dormitorio, la policía encontró un mensaje de despedida que atribuyeron a la autoría de la madre de las niñas.   

“Ustedes ya saben no sufran por lo que tenía que suceder (…) No vayan a dar en la casa de Jalapa la noticia de golpe”, decía el mensaje póstumo.

Para los vecinos era extraño que Gustavo Hernández, un ganadero, viviera en Jalapa sin la compañía de su esposa e hijas.

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