Nuestro amigo Óscar es un flamante ingeniero en mecatrónica y lo es gracias a su madre, quien se dedicó a la ruleteada en calles de la Ciudad.

“Apenas acabé la carrera el año pasado y fue gracias al compromiso y apoyo de mi madre. Ella se llama Josefina, ‘Chepina’ para la familia y sus amigos.

“Mi padre falleció, por lo que mi madre se hizo cargo del taxi que él conducía; mi mamá lo maneja desde hace nueve años. Al tomar el volante, ella se comprometió a costear mis estudios y yo le prometí que acabaría una carrera universitaria y se lo cumplí.

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“Además, con sus contactos me consiguió trabajo y, la verdad, gano bien. Eso permitió que ella se bajara del taxi y lo diera a trabajar. 

“Mi Chepina se quedó en casa y ya no sale, aunque me dice que extraña la calle y la adrenalina de pelear y hasta mentar madres con otros automovilistas; sin embargo, ahora está orgullosa de mí y yo de ella. 

“Sólo nos tenemos los dos y ya le dije que le voy a compensar todos sus esfuerzos; por lo pronto, ya le di mi título profesional y la vida que merece, por lo que puedo decir que soy ingeniero gracias al trabajo de taxista de mi madre”.

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