DEVOTO A LAS ÓRDENES DE DIOS
Oración a San José, para los días 19 de cada mes
Para resolver tus problemas o pedir auxilio
Foto: (X)
San José, quien crió a Jesús como si fuera su propio hijo. También fue devoto y obediente a las órdenes de Dios.
Debido a la gran devoción que San Francisco de Sales sentía hacia San José, le realizó una plegaria en su honor.
Oración a San José para la resolución de problemas
Glorioso San José, esposo de María, concédenos tu protección paternal, que te imploramos por el Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María.
Lee también: ¿Por qué debo confesar mis pecados? Conoce los 5 beneficios de este sacramento
Oh tú, cuyo poder se extiende a todas nuestras necesidades y sabes cómo hacer posibles las cosas más imposibles, abre tus ojos de padre a los intereses de tus hijos.
En la vergüenza y la pena que te presentamos, recurrimos a ti con confianza; dígnate tomar por tu conducta caritativa este asunto importante y difícil, causa de nuestra inquietud. Haz que su feliz resultado se convierta en la gloria de Dios y el bien de sus devotos siervos.
¡Oh, tú que nunca has sido invocado en vano, amado San José!, tú, cuyo crédito es tan poderoso ante Dios que podríamos decir: 'en el cielo, José más bien ordena, no suplica', padre tierno, ruega por nosotros Jesús, ruega por nosotros María.
Sé nuestro abogado con este hijo divino cuyo padre adoptivo fue tan atento, tan querido, fiel y protector. Sé nuestro abogado con María, de quien fuiste amoroso y tiernamente amado esposo. Agrega a todas tus glorias la de ganar la causa difícil que te confiamos.
Creemos, sí, creemos que tú puedes conceder nuestros deseos librándonos de las penas que nos abruman y de la amargura que llena nuestra alma; tenemos, además, la firme confianza de que no descuidarás nada en favor de los afligidos que a ti imploran.
Humildemente postrado a tus pies, buen San José, te imploramos, ten piedad de nuestros gemidos y nuestras lágrimas; cúbrenos con el manto de tu misericordia y bendícenos.
¡San José, gracias!
Oración de León XIII, de su Encíclica sobre la devoción a San José.
“A ti, oh bienaventurado José”
A ti, bienaventurado san José, acudimos en nuestra tribulación, y después de implorar el auxilio de tu santísima esposa, solicitamos también confiadamente tu patrocinio.
Con aquella caridad que te tuvo unido con la Inmaculada Virgen María, Madre de Dios, y por el paterno amor con que abrazaste al Niño Jesús, humildemente te suplicamos que vuelvas benigno los ojos a la herencia que con su Sangre adquirió Jesucristo, y con tu poder y auxilio socorras nuestras necesidades.
Protege, oh providentísimo Custodio de la divina Familia, la escogida descendencia de Jesucristo; aleja de nosotros, oh padre amantísimo, este flagelo de errores y vicios.
Asístenos propicio desde el cielo, en esta lucha contra el poder de las tinieblas; y como en otro tiempo libraste de la muerte la vida amenazada del Niño Jesús, así ahora defiende a la santa Iglesia de Dios de las hostiles insidias y de toda adversidad.
Y a cada uno de nosotros protégenos con tu constante patrocinio, para que, a ejemplo tuyo, y sostenidos por tu auxilio, podamos vivir y morir santamente y alcanzar en los cielos la eterna bienaventuranza. Amén